Déjame que te cuente limeño
ay deja que te diga moreno mis pensamientos
A ver si así despiertas del sueño
del sueño que entretiene moreno tus sentimientos... (Chabuca Granda.- La Flor de la Canela)
Si aquel día de noviembre la hubieran preguntado que hacía cubierta de la cabeza a los pies con esa capa negra, es seguro que no hubiera sabido que contestar. Es más, aún hoy no conoce el motivo. Tal vez supiese que ese niño que contempla tortuguitas en los árboles iba a entrar debajo de su capa y la iba a llenar de música y de historias y por eso se la puso, pero yo no soy quien para decidir eso, solo una simple observadora.
El caso es que desde ese día no pudo quitarse esa capa, o quizá es que no quiso, es la única manera que tiene de buscar esas gotitas de helado azul por los rincones y definitivamente encontrarlas, aunque sea en el fondo de una pileta o entre los cordones de sus zapatos.
Tal vez si la hubieran avisado de esto, no habrían empezado a sumar complicidades, ni se asomaría cada día a tu ventana a contarte o escuchar esa última locura y arrojarte un papelito con retazos de Pereira, que ya se está terminando, pero siempre quedará Momo o cualquier otro, o quizá vuelva a comenzar desde el uno del tal Pereira y tu te harás el sorprendido, como si no lo conocieses para hacer que esa garija teclee hasta que se gasten sus deditos, pero eso no importa ahora, porque es seguro que aunque la hubieran avisado todo esto estaría ocurriendo igual. Yo, al menos, no me hubiese creido que se podía jugar eternamente, y supogo que ella tampoco, pero yo no soy quien para hablar de esas cosas, sólo una simple observadora, y ella parece que piensa seguir jugando hasta que la sonsera sea incapaz de atravesar esos muros. Eso debe ser una señal de que todo es posible, tan posible como bailar calato bajo la lluvia.
Y hablando de bailar calato, ¿será que recuerdas aquel dia que os dijisteis tantas cosas que parecía que ya nada iba a ser igual?, era como que os faltaban las palabras y ahí si que sentí que bailaba calata bajo la lluvia y me sonreía al ver como te llamaba a gritos desde la otra punta de la calle, tanta garijez que os había salido hasta entonces por la punta de los dedos y de pronto os da un ataque de realidad, pareciais tan serios entonces que la capa tendía a desaparecer, se volvía como trasparente, pero al final la agarrasteis con fuerza y la obligasteis a quedarse ahí, como siempre, inventando ese lugar tan especial que os hace sonreir sin motivo aparente. Aunque visto desde aquí puedo jurar que conozco el motivo de vuestras risas, tan contagiosas que da miedo acercarse.
Algunos dias, cuando estás contando un cuento o gritando presiento que te vas a quedar dormido como el muchacho ese de ojos de perro azul, pero luego veo que ella corre a asomarse a tu ventana y te ve voltear a Karen por los aires, caerte del techo porque Fernando está a punto de llegar, y mientras mira sonrie calladita para no despertarte. Ella si que sabe que no eres un cuento, que eres tan real como esos helados de azul y la mazamorra morada que inunda su pantalla tentándola a averiguar su sabor. Entonces descubro, muerta de la risa, que esa niña tiene un amiguito bailando samba en su corazón de gomaespuma, y lo mas sorprendente del todo un amiguito que es capaz de acercarse al medio del oceano y hacerla llegar el sonido de un piano o la etiqueta de su última cerveza.
Yo esto lo digo como simple observadora que no sabe que ocurre bajo esa capa que poco a poco se está volviendo morada, pero es bonito verlo desde aquí, y me gusta mirar esa escena loca que habeis inventado. Parece que ella anda contenta con su nuevo amigo que parece que conoce de toda la vida, aunque yo diría que es seguro que no sabe explicar como es posible que nunca se canse de hablar con él, que no se agoten las palabras ni las garijeces. Sin embargo, yo esto lo digo como simple observadora, porque ella si sabe que es posible, o al menos eso parece cuando la veo sentada en la rua da saudade tomando su suco de tangerina y piensa que un menino estao esperando para colocar seu dedo no seu nariz, viendola así yo creo que piensa en algo que dijiste sobre lo bueno que es tener una persona que se convierta en lugar para tomar su mano y sentirse como en casa; o tal vez tararea esa canción del puente de los suspiros, ese dónde llevasteis a Manuel para que arrojara su penita; o quizá en otra cosa, yo no lo se, sólo estoy aquí sentada, mirando que no se te alteren los sueños.
Felicidades Garijo¡¡ |