Creerás, inconscientemente y tendida en tu cama
Que tu vida ya está resuelta
Que los caminos que recorriste
Son los que, exactamente, debías pisar
Que los amores que te pertenecieron
Que los dolores que sobrellevaste
Eran los tuyos, y no podías cambiarlos
Que las decisiones que tomaste
No fueron tu carga… fueron la simple disposición de tu destino
Ya trazado, ya escrito, ya determinado
Que las personas que salieron de tu vida
Y sin razón alguna, regresaron
No lo hicieron porque lo anhelaban
Si no más bien porque, sencillamente, así debía ser…
Y además sientes que
Las cosas que reviviste, podrías haberlas evitado
Que los errores que cometiste
Son los mismos que dijiste, no permitir de nuevo
Y te hace pensar ¿ es acaso este mi destino?
¿Debí acaso, buscar otras, esperar por otras, decidir por otras?
Y ¿de qué serviría martirizarte por eso
Si ya no hay vuelta atrás?
¿De qué sirve preguntarse si mi destino está ya determinado
si, al fin y al cabo, nunca lo sabré?
Crees decidir con tu vida
Buscar los lugares donde quieres estar
Y escapar de aquellos que te atormentan
Crees elegir a las personas adecuadas…
Aún cuando afirmaste no volver a verlas…
¿será el destino?
¿Será él el responsable de haberte traído de nuevo aquí
junto a mí, después de haber creído que nuestra historia ya estaba olvidada?