Torbellino de ideas atormentan la psiquis. Paradoja de rejas compartidas en el hogar. Ella en este espacio. El en aquel. Ambos están y no están. Los verdugos acechan en las sombras. Pero los sueños ya han muerto. Las verdades a medias y las mentiras, autores del homicidio. En el cielo el sol brilla. Allí la tormenta de sensaciones y sentimientos, arrecia. Existen emociones: Están presentes. La ausencia es del amor. En la soledad el espíritu batalla: ¿estás allí? El no responde. El silencio es un sepulcro donde yace víctima del hastío, mártir del abandono.
Ella prende los botones de la blusa, con pasmosa lasitud. El se enreda en el nudo de la corbata. Son embozos que retrasan la despedida.
Las preguntas van y vienen. Nada se oye. Son las almas que conversan entre sí. Sollozan. Es tarde. El espacio molecular que los unió se ha disgregado en pequeñas partículas. El rencor y mutismo desperdigó lo que fuera creado con pasión. El amor ha muerto. Su cadáver ha sofocado el siempre. Ayer fue pasión. Hoy es adiós.