Ven dolor a calmarme esta noche
en que la ira se troca en melancolia.
Aferrarme a ti quisiera, angustia impia,
y fenecer en tu lecho de rosas fragante.
El crepusculo vano he observado,
tan hermoso como las tinieblas a las que va dando paso,
pero aun asi no logro llenar
el vacio del tedio.
Libertad te rechaso. Prefiero ser prisionero.
Con la mas sublime belleza me he admirado,
y aun asi es lo macabro lo que me ha dado mayor regocijo.
Y es que, felicidad, a ti te he probado
(Oh! dulce castigo efimero!),
desapareces al tocarte cual volutas de humo,
y mi alma sonrosada, tremula exquisita,
solo encuentra la vastedad en el martirio autoinfligido.