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Tras un despertar doloroso
llegando casi a lo físico.
En el baño expío las culpas
después de la gran hartada
de tanto picante de la noche anterior.
Me quejo en esas cuatro paredes
lamentablemente también con techo,
y me cago de la risa...
me acordé del sueño.
En mis mañanas no te hablo,
no te miro, ni te sonrío,
no te logro ni tocar,
en el día no se nada,
no sabés nada de mí.
Pero en las noches cuando duermo
y con gran suerte y exceso de voluntad,
te sueño.
Te hago víctima obediente
o cliente
de mis descaradas fantasías.
Donde no podés correr,
apenas te lográs escapar, pero no.
Y aunque no quisieras
siempre hacemos lo que quiero
pero siempre te me has antojado accesible,
en mis sueños.
Y te miro y te sonrío
Y qué no te he logrado yo tocar?!
Todos los recuerdos de la noche
me sirven de desayuno,
ya no les echo condimento,
tienen el sabor perfecto
para seguir un día más,
sin mirarte ni sonreírte,
sin tocarte ni saber nada de vos.
Por eso me acuesto más temprano
y me levanto tarde.
Para darle a mi cuerpo
la caricia de una mente retorcida.
De éste conciente que ha dejado
que sus deseos más bajos lo dominen
y lo hagan suspirar,
respirar y no quererse levantar. |
Texto agregado el 08-03-2007, y leído por 94
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