Con tu puedo... cap 11
La tía Angelina y sus sobrinas.
¡Pucha, miechica!, No sé qué más hacer para que Alamiro se decida de una vez por todas, por la manera que me mira y de cómo me habla en los ensayos, sé que algo hay en su corazón, pero no se atreve ¿Tendré que yo tomar la iniciativa? Es lindo, tierno, trabajador y es muy humano, no es como los otros de su edad. No se decide a decirme lo que quiere, quizá le tenga miedo a mi padre y a mi mami, si supiera que mis viejos lo quieren. Eso no puedo decírselo yo, a lo mejor la Carmen, le voy a decir que se lo cuente como que no quiere la cosa.
Una de estas noches de ensayo, voy a hacer que se vaya conmigo.
Hay varias mujeres que le miran, parece que se lo quieren comer, incluso algunas casadas quieren algo con mi Alamiro. Esa Clotilde, anda como perra en celo, le mueve la cola, le hace ojitos, su marío trabaja en el turno de la noche en la planta, lo peor que es buen hombre, pero ella, es una ramera, ¿ramera? ¡Puta eso es! El domingo en la Filarmónica se salió con el gusto de bailar con él, la miré con odio, se dio cuenta y se enfrió algo, pero igual.
Mi comadre Ana me dijo que para el viernes viene doña Angelina con sus sobrinas, ¿sobrinas? Nada, son putas, vienen a quitarle la plata a los solteros, tres o cuatro días van a estar en el campamento, ojalá no vayan a haber peleas entre los hombres, se colocan tan agresivos cuando vienen esas mujeres y más encima la pulpería avisó que va a comenzar a vender vino, dos litros semanales por trabajador ¿Qué raro, si dicen los antiguos que siempre lo habían prohibido? Eso huele mal, tres putas para como trescientos solteros y vino, más de alguna pelea puede haber.
Los solteros andan nerviosos con el aviso de la llegada de las sobrinas de la tía Angelina, el Urbano está más alegre que los otros, cuenta con pieza para él solo, la vez anterior una de las niñas se quedó en su habitación y espera que ahora también ocurra, dormirá con mujer en los próximos días.
El callejón en donde duerme Urbano es de los solteros más antiguos de la Oficina, ellos tienen habitación personal sin compartirla, allí se realizará el comercio de carne viva en la semana siguiente, andan risueños los solteros, todos esperan ser elegidos para prestar sus camastros y habitaciones.
A Alamiro le han destinado una casa con dos habitaciones, no comprende bien él por qué. Luego de la conversación con Don Fernando, al día siguiente arreglaron esa casa y se la entregaron, le dijeron que el presidente de la Filarmónica debe tener una casita para estar más tranquilo.
—Cuídese gallito
—¿De que me debo cuidar, Don Juvencio?
—MI amigo, no se asuste, pero me lo están regaloneando, quizá hasta le ofrezcan más plata.
—Hábleme claro Juvencio, yo no entiendo a medias palabras, dígame lo que trae adentro, mire que el Facundo me dijo algo parecido.
—Alamiro, no-té enojes conmigo, que te quiero como a mi hijo, ocurre que nunca en ninguna Oficina le han dado una casa entera a un soltero, y más encima que te le encaraste al Ramiro, por mucho menos varios fueron a parar a los cepos y, alguno ha desaparecido, mira nosotros creemos que te quieren comprar.
—A ver, me dice usted “Nosotros” ¿Quiénes son los nosotros?
—Los que estuvieron en él rajo cuando fue Elías.
—Pero, usted no estaba ¿Cómo sabe que fui?
—Compañero, usted le salió duro al Administrador, yo creo que están llorando por el accidente del Mañungo, eso cambió la situación en la Oficina más encima no te quisiste sacar el sombrero, no es para mal lo que te digo.
¿Lo de la reunión con Elías?, Yo sabía que estabas invitado, me preguntaron si lo hacían, no siempre vamos los mismos, va a haber otra y no te vamos a invitar ya que te están vigilando. ¿No te has dado cuenta?
—Juvencio, mire, le voy a decir la verdad y no se enoje, ya sabe lo directo que soy.
—Y si no, le pregunto al Ramiro, te felicito niño, son pocos los que hacen algo así, mi estimación es mucho más ahora.
—Si, pero, no se me vaya por la vereda, ya le dije que no me gusta que me hablen con medias palabras, usted y don José, son igualitos.
Lo mismo que le dije al Facundo, se lo voy a repetir a usted, mire, me siento tironeado. Sí, usted, José y a lo mejor el presidente que se fue, me tironean para un lado y Facundo y algunos de sus amigos me tiran del otro lado y ahora el Administrador me entrega una casa, tampoco soy tonto compañero, me doy cuenta lo que pasó con lo de la casa, ¡A mi no me compran con nada amigo, con nada! Haré lo que yo crea conveniente, su amigo Elías me dijo, que si no me gustaba no me molestaría más, quiero pensar, necesito aclararme la cabeza, pero, Don Juvencio, yo solo, si necesito algo se lo voy a pedir a usted, también le quiero como a mi viejo, él me hace falta ahora acá, el me orientaría bien.
—Alamiro, lo que nos mueve es la necesidad de mejorar la vida de los obreros, nada más, pensamos que usted es un buen trabajador y mejor intencionado, que de alguna manera busca lo mismo, pero, le haré caso y no le voy a conversar más el tema, cuando usted quiera conversar acá estaré.
—Gracias Juvencio. ¿Qué le parece que hayan levantado la ley seca?, Aún cuando siempre llegaba algo de trago.
—Corromper el espíritu de los trabajadores, embrutecernos aún más, y llega la Angelina con un par de putas, no me sorprendería que fuese lo mismo, buscan armar focos de discordia y desunión. Fernando no es un Administrador bruto, usa al Ramiro, se aproximan tiempos complicados. El administrador es inteligente y de seguro que le va a llamar a usted solo, ya verá.
¿Del pajarito el día Filarmónica? Cuando avisaron que usted era el Presidente, un amigo suyo salió del teatro tratando que no lo viesen, fue corriendo a contarle al Ramiro que andaba por ahí. ¿Y si me preguntas como lo sé? Por que lo seguimos y no se dio cuenta, también nosotros vamos a conversar con ese gallito.
—¿Quién es?
—Cuándo estemos seguros te lo vamos a decir, por ahora a lo mejor nos equivocamos y dejamos la cagá antes de tiempo.
Algún día nos tomamos un par de copas de vino en mi casa tu y yo y charlamos mas, te comentaré de esta gente, claro que ni le digai al Elías lo del vino que me ahorca, lo mismo que el José Manuel. Jajajajaja. Vamos al ensayo.
La cantina hierve de actividad, allí es donde más se habla de la visita de las niñas, cada día se ven nuevos rostros afeitados, cabellos lavados, sonrisas abundantes.
Las mujeres del campamento reclaman por lo feo que se vivirá en los próximos días.
—Miren lo que tendrán que ver los hijos nuestros.
—Sí comadre y, ¿Qué más queda para nuestras hijas?
—No hay que dejarlas salir en esos días a las niñas.
—Y la administración no hace nada.
—Y que van a hacer si ellos las traen, en los carros de la Compañía llega doña Angelina.
Los solteros andan como perros a la espera de las perras con leva, cada uno de los que viven solo quieren tener Sabanitas calientes como le dicen, no ve que cuando están trabajando ellas le usan la cama y cuando llegan del turno ella está solo para el dueño de la cama y con toitos los que se han acostado allí, las sabanas están bien calientitas.
—Claro, mírelos, esperan todo el día el turno. Llegan a hacer cola los cochinos.
—Claro comadre, si se les ve arreglándose los bigotes. Se les llega a caer la baba.
—Cochinos son, mire que luego que sale uno entra otro y luego otro, ¿Esas putas ni se lavan el culo antes de meterse con otro?
El viernes a primera hora llegó un carro del cual bajaron cuatro mujeres, la doña Angelina y tres jóvenes de aspecto normal, una dijo llamarse Isabel, otra Malena y la tercera Helena bajaron y en primer lugar fueron a la administración, allí se perdieron por un par de horas, de las cuales nadie supo nada. Almorzaron en la cantina, la Julita las atendió con la mayor naturalidad, sentadas allí esperaron a que terminase el primer turno, cuando comenzaron a llegar los trabajadores el local se llenó de alegría, Urbano que era maestro calderero se acercó a la Tía Angelina y le ofreció su cama “Para lo que usted disponga” miró a la Helena y le dijo a la tía que le gustaba esa niña, rieron de buena gana, la tía habló con la niña Helena y esta asintió con la cabeza, Urbano le dio el brazo a la niña y se fueron caminando hasta la habitación del mecánico, cuando salían los comensales aplaudieron. Un barretero se fue con la Malena y un carpintero con Isabel.
La madrugada siguiente, luego de salir de la habitación los mineros, comenzó el movimiento, los madrugadores llegaron a visitar a las sobrinas, a medida que pasaba el día, se iba haciendo una fila de los que esperaban ansiosos que les correspondiese, si alguno se demoraba más de diez minutos, comenzaba la rechifla y los gritos.
—Ya poh, Vicente, deja mujer para nosotros.
—¡Vicente, si es una sola por cada uno!
—¡Apúrese pues compadre!
Todo el día la misma actividad, dos peleas hubieron ya que un par trataron de quitar el lugar a sus compañeros y eso generó una trifulca de padre y señor mío que hubo de intervenir la guardia llevándose a los pendencieros, cuando sonó la sirena de termino de turno, las niñas cerraron el negocio, lavaron su cuerpo, también las sabanas utilizadas, limpiaron la habitación y pulcramente esperaron a los dueños, para pasar la noche con ellos como marido y mujer.
La fiesta duró hasta el jueves siguiente, la mañana de ese día, la doña Angelina – Que también recibió la visita de algún interesado –, pasó por la administración para agradecer la hospitalidad de la Compañía ofreciendo sus servicios para cuando le llamen nuevamente y si le avisan con más anticipación, traerá más sobrinas tratando de que ninguna de las que estuvo en esa ocasión regrese.
Los pendencieros, hicieron fila para pasar algunas horas en los cepos. Una tarde un mes después de la charla de Juvencio y Alamiro con el Administrador los habitantes del campamento vieron llegar varios vagones cargados, llegaron lleno de tierra, según se dijo era tierra de algún lugar de Inglaterra.
Curiche
Marzo 7, 2007
|