La cabeza no resistía el cansancio mientras las estaciones del metro pasaban una tras otra… era imposible contener el sueño La gente miraba impaciente entre bolsos y carteras, este viaje es interminable… manos sudadas y un aire irrespirable Estación Las Rejas, todos salen desesperados queda todavía la osadía de tomar la micro hacia el barrio Que día…. Todo un suplicio es la rutina del hombre nuevo que no puede ser libre.
Texto agregado el 07-03-2007, y leído por 132 visitantes. (2 votos)