El aterciopelado aliento
entre el susurro del viento.
Los ganchos que en su cuerpo
dejaron rastros del lamento.
Los besos y el recuerdo
cambiaron todos los momentos
que el destino y el tiempo
hubiesen hecho más serenos.

Camina entre cielo y el infierno
encierra entre lágrimas el tormento
y abrigan sus alas los cuerpos
que la noche cubre por entero.

Ella supo que llegaría
a desear lo que no podía
quizás el sol le diga
que su alma ya no brillará.

Y mientras eso llega
las aguas se encargan de su cuerpo
y mientas ella navega
su mente divaga en pensamientos,
intentando olvidar sentimientos
que el cielo amargamente condena
a la vez que su alma y su cuerpo
tiñen el luminoso blanco
por la oscuridad del negro.