El momento tan esperado por fin había llegado, y comencé a materializas mis infantiles quimeras. Los versos brotaban relajada y fluidamente por mis relajados labios. La oscuridad se cernió en la habitación y mis velas se apagaron, el viento corría por la habitación cerrada… algo había salido mal… no, no estoy loco… juro que es cierto… me querían… algo había salido mal…
Me desesperé, pero traté de repasar el conjuro… lo había descifrado mal ¡Me equivoqué en un maldito símbolo!... ahora esos endemoniados engendros vienen por mí… Pensé en cómo detenerlos y al momento en que sus dedos estaban a punto de tocarme, revertí el hechizo con la esperanza de que se detuvieran. Y lo hicieron, pero no del todo. Mi hechizo provocó que ahora no fueran por mí, sino por mi familia ¡Grité pero mi voz ya no existía! La imagen fue tan aterradora que incluso ahora no podría contarla de talladamente… no podría seguir escribiendo. Lo único que mi nerviosa mano me permite transcribir sin que me domine el pánico, es que fui mudo testigo del sufrimiento y tortura de mis seres queridos, y nada de lo que intenté funcionó.
Los engendres se burlaban de mí y acabada su fatídica labor, me dedicaron sus nefastas miradas. Ellos, al igual que yo, sabían que mi hechizo no duraría eternamente y entonces volverían por mí.
Huí frenéticamente a las montañas y llevé conmigo algunos libros para averiguar si podría salvar siquiera mi vida. Se me acortaba el plazo, a lo lejos oía sus tambores, cada vez más cerca.
He buscado por todas partes, no encuentro ninguna salvación, y es por eso que estoy aquí, cuando ya lo he dado todo por perdido.
Falta poco para que lleguen… ¡Oh, no! ¡Ahí los veo! ¡Sabe que estoy desprovisto de poderes que puedan contra ellos!
Ahora tiraré este papel al viento esperando que alguna vez alguien lo encuentre para que no cometan mi error y no se dejen llevar por la ambición. Me despido desde este precipicio que he escogido para darme muerte, esperando que con eso pueda librarme de terrible castigo que se avecina.
Ya casi los veo… no dejaré que me posean… prefiero estrellar mi cuerpo a las afiladas rocas antes que sus garras me toquen. Ya llegaron… están en mi cabeza… salen de la tierra… debo saltar… adiós.