Hay un fulgor en cada historia un humo espeso. Líneas de tiza en la pizarra de la infancia. Crestas de lluvia en la ventana de la madurez. Por ellas se reconoce la nave el puerto. La marea con su ondular constante. La incertidumbre leal el desconcierto. Abajo en lo profundo el presente ciego se mece en medio del naufragio. Y olas arriba el sol no entiende que la noche le ha arrebatado un reino.
Texto agregado el 06-03-2007, y leído por 235 visitantes. (6 votos)