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Las cosas cambian, sí que cambian. Cuando menos me lo esperaba, sentí como el cálido sol venía a por mí por la ventana.

El clima cambia, y en su conversión trae lluvias y ventiscas, granizo y tifones. Tempestad.

La noche cambia y se torna densa. La luz se extingue en los dominios de las sombras.

Los nidos cambian. Las aves obligadas a volar abandonan sus hogares de fuerza y pasión dejándolos expuestos a la implacable soledad.

Los ríos cambian, y su torrente se debilita y su color se marchita.

Los cielos cambian, y en ellos las nubes han cesado su danza de esperanza y libertad.

Las canciones cambian, y su melodía expresa llantos desesperados, tristes ilusiones sin un caparazón.

Los acordes cambian, y sus sonidos ya no son más que ruidos disonantes.

Los cabellos cambian, y sobre su blancura se ciñe un alabastro de infortunios, tiñendo la sabia experiencia en una ridícula combinación de espesa locura.

Las risas cambian. Ya no resuenan en las cavernas de la playa de la alegría. El silencio se las ha comido como cuando una bestia enferma se devora un ratón.

Las montañas cambian, y su altura se ha reducido a un montón de escombros tristes y desilusionados.

Los crepúsculos cambian, y su sol se ha apagado en las viciadas aguas de su baño a mar abierto.

El amanecer cambia, y ya no se siente su influencia sobre la vida que canta de alegría cuando le ve llegar.

La marea cambia, y su descanso se ha mimetizado con la fragancia del mal que le da aires de violencia y tortuosidad.

Todas las cosas cambian, y ya no vuelven a ser como antes.

Pero incluso la tiniebla cambia, y la desesperanza, y el mal augurio, y las alas despellejadas se sanan, para permitir un surcar los aires, y volar libre con una nueva mentalidad.

Hasta la noche misma cambia, y aunque el amanecer sea débil, el equilibrio descansa sobre los que aman la justicia… ese ahora sé de lo que me perdí por mucho tiempo… gracias por no cejar.

En las cosas que cambian, mis ojos penetrarán, y te verán siempre allí, siempre acá. Entre espesura te veo, contornos de un alma viviente, que me observa y me calibra.

Las cosas de ayer, ya no serán. Todo ha cambiado y lo negro, negro está. Ya no volverán esas mañanas envueltas en las sábanas de las dudas. Te veo y me veo… antes… ahora… las cosas cambian.

Gracias…

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