Hay dos clases de seres: los que sintiendo el amor piensan en él
y los que simplemente se limitan a sentir amor sin pensar en él.
Los primeros analizan el sentimiento y lo viven en su exacta
dimensión, teniendo en cuenta las consecuencias y hasta los
momentos que se le dedica; los segundos son simplemente
amadores camotudos que se obsesionan y que reclaman todo de
ese sentimiento y no dan nada a cambio...
Las cosas mudas – Humberto Recoba Guerrero
«Imagina que eres una botella de leche. Cuando has llenado tu
botella con amor, no hay lugar para nada más. Pero si esta
botella no está llena de amor, empieza a llenarse de odio y de
miedo».
El búho que no podía ulular – Robert Fisher y Beth Kelly
Dedicado a aquellas personas que me han demostrado que una amistad que termina es porque
simplemente nunca empezó, a aquellos que me soportan a pesar de todas las estupideces que hago
y aun así me brindan su amistad desinteresada, a aquella mujer que amo y mirando las estrellas
cual representación de sus hermosos ojos ruego que sienta lo mismo por mi y por sobre todos al
señor Jesucristo que día a día me impone pruebas para dejar mi propia mentira de lado y
conocerme mejor a mi mismo.
El prospecto de AUTOR
Santiago Hernán Apaza Delgado
Estudiante de Ingeniería de Sistemas - UNSA
Escribo esto con las ultimas fuerzas que mi cuerpo es capaz de brindarme, el nombre que en vida
me fue dado y que con el tiempo quise ocultar es Angel, que sarcástico ¿no?, alguien como yo,
poseyendo tal nombre. En mi vida he sido de todo: mendigo, panadero, herrero, escudero, caballero,
asesino... e sido muchas cosas, tantas tan buenas como malas, de seguro aquel que este leendo esto
se estará preguntando como un ser puede haber sido todo eso y mas; pues bien e de contarte,
personaje atrás de estas hojas mi historia, para ver si en algo puedo remediar todas las cosas que en
mi vida hice.
Mi historia comienza hace mas o menos unos diez años, yo era un personaje, si es que se le puede
llamar personaje a un mísero mendigo que se sentaba en la puerta de la iglesia del pueblo a pedir
una limosna para poder así comprarse algo de comer; había perdido toda forma de orgullo, él cual
tiempo atrás defendí a toda costa; yo era un jovenzuelo de entre los orgullosos el rey, ya que nadie
podía hacer que yo agachara la cabeza ante nadie; pues bien volviendo a mi narración, una mañana
de hace 10 años, para ser mas exacto un 16 de abril después de haber perdido toda forma de amor
propio y de gastar mis ultimas monedas en un mendrugo de pan el cual no llego ni siquiera ha
engañar a mi estomago el cual se sobrecogía a cada momento, decidí quedarme un poco mas en la
puerta de la iglesia y así ver si alguien se apiadaba de la situación en la que me encontraba y me
regalaba algo de comer, aunque ya antes me habían dicho de todo, que trabajara, que me dejara de
tonteras e hiciera algo de provecho, bueno y cosa que no puedo escribir, porque son demasiado
fuertes para mi; mas ese día sin mas fuerzas que aquellas con las cuales llamaba a la muerte para
que me recogiera, una sombra empaño mi vista, yo supuse que la muerte me había oído y venia a
cumplir mi deseo y arrancarme de este mundo, mas tal fue mi sorpresa cuando una mano se acerco
hacia mi y unas palabras retumbaron mis oídos diciendo como ya
no tenia nada que perder y tampoco poseía fuerzas para negarme, accedí a seguirlo y ver que era lo
que el burlón destino me tenia preparado ahora.
Grande fue mi sorpresa cuando llegue al hogar de aquel sujeto que me había tendido la mano en la
iglesia al descubrir que se trataba de uno de esos caballero errantes ya no tan errantes que acabada o
aburrida su vida de peleas y justas deciden de alguna forma desligarse lo mas posible de aquellas
peleas por su rey y reina, bueno este era uno de ellos, el cual había decidido convertir su hogar en
algo así como una panadería, mas solo hacia pan para los que habitaban allí, los cuales solo eran él,
el ex – Sir Nichollas D'Bloom y su esposa, la bella dama Yulliet D'Bloom, “al parecer nunca
habían podido tener un hijo o derrepente algo los separo”, nunca supe la respuesta y ni siquiera me
atrevía a preguntar, acoto estas palabras, ya que ellos me recibieron de muy buena forma, me
bañaron, me dieron alimento y cobija, fueron las personas mas lindas conmigo que nunca hube
conocido, no se a ciencia cierta como dije, cual fue la razón de que me acogieran, pero así fue, Sir
Nichollas me enseño el oficio de panadero y en sus ratos libres unas cuantas cosas de caballería,
Lady Yulliet me trataba como si fuera su hijo, en las noches me arropaba y me daba un beso en la
mejilla para poder conciliar el sueño y que decir del cariño desinteresado que mi señor, ya que así le
llamaba a Sir Nichollas, él en las hermosas tardes se sentaba a lado mío y me decía .
Paso el tiempo, transcurrieron así los dos mejores años de mi vida, yo ya no era ni la sombra de lo
que era el personaje que se sentaba en la puerta de la iglesia a pedir una limosna para así poder
comer, no, ahora era el protegido de Nichollas D'Bloom una de las personas mas respetadas del
pueblo, ya sea por que fue uno de los reales caballeros de la orden del “Dragón Blanco” de su
majestad o simplemente por que se trataba de una de las personas mas buenas que se podía conocer
en este mundo; ahora yo era Angel, aun sin apellido, ya que no podía recordarlo o tal vez no
deseaba acordarme, existen muchas preguntas en mi cabeza, tal vez nunca las logre responder; pero
bueno ahora “Angel” era visto a los ojos, ya no mas por encima del hombro, agradezco mucho a ese
hombre y su esposa, que hicieron de mi en tan solo dos años un ser que podía de nuevo mirar la
gente a los ojos sin sentirse humillado ni pisoteado por nadie.
Mas toda historia siempre tiene una parte de desgracia y malestar y como esta aun no había acabado
había muchas penurias por las cuales aun debía de atravesar, ya que una tarde regresando al pueblo,
ya que me había sido encomendada la misión de ir al pueblo vecino a comprar lo necesario para que
Sir Nichollas pudiera hacer sus exquisitos panques y tortas fue cuando mi nuevo mundo se
desmorono, y es ahí donde mi vida acabo y una mentira abrió sus ojos a este mundo; digo esto por
que cuando estuve acercándome a una colina de donde se podía ver el pueblo entero pude divisar
una inmensa nube negra que se extendía por todo el pueblo, al poder divisarla mas fijamente pude
ver que, todo el pueblo, desde las casas mas pobres hasta el hogar donde había habitado ya dos
años: el hogar de Sir Nichollas, habían sido totalmente destruidos. Cuando hube ingresado al pueblo
todo lo que se podía ver eran cadáveres de hombres, mujeres y niños por todas partes, esto era
demasiado para cualquiera, pero a pesar de el inmenso shock en que me encontraba pude oír un
sonido a los lejos; era el sonido de espadas que chocaban una contra otra. Se trataba de mi señor, Sir
Nichollas luchaba contra un hombre que llevaba puesta una armadura de un color mas negro que el
color de la nube que se extendía a lo largo del pueblo, cuando llegue, de una certera estocada, mi
señor callo presa de la espada de este hombre. A la distancia pude divisar también el cadáver de
Lady Yulliet y no muy lejos de ella vi un tejido que al parecer ella antes había protegido con todas
sus fuerzas, al acercarme vi que no era un tejido cualquiera, se trataba de un protector, hecho de
alguna tela, que parecía muy resistente, llevaba grabada en el frente un Dragón blanco y en el
costado había zurcido una frase, la cual decía: “Angel... nombre que se le da a los mensajeros del
salvador”, Cuando leí esto un gran odio irrumpió en todo mi ser y sin pensarlo dos veces y sin arma
alguna me lance contra aquel que había dado muerte a mi señor, mas cuando hube llegado a estar
frente a él algo me detuvo y caí bruscamente al suelo.
No se cuanto tiempo estuve desmayado, porque al momento de despertar sentía una gran hambre,
mas al haber despertado completamente y ver que entre mis manos aun se encontraba lo que Lady
Yulliet había hecho para mi, fue cuando recordé los hechos sucedidos antes de mi perdida de
conocimiento, recordado esto y vuelto a mi el gran odio que sentí por el asesino de mi señor, fue
cuando un sonido grave arrebato mi atención y la fijo en la puerta, de la cual al abrirse con un
sonido ronco apareció un sujeto vestido con una túnica color gris en la cual estaba dibujada una
gran serpiente al frente. me dijo el sujeto al verme
levantado, a lo cual yo respondí afirmativamente y me disponía a preguntarle que era lo que había
sucedido, cuando logre recordar que en la armadura de aquel asesino también estaba dibujado el
símbolo de una serpiente. Tal fue mi ira en ese instante que me abalance contra el sujeto que ni me
di cuenta que estaba encadenado al pie de la cama y fue por ello que caí como si de un costal de
hierro se tratara; pregunto con una voz de sarcasmo, la cual hizo
que mi odio creciera aun mas, al terminar de decirme esto no se que le
habría dicho al hombre que estaba a su diestra, pero al retirarse me quede solo con ese hombre y me
dijo un par de cosas que aun retumban en mi cabeza..., después averiguaría que este hombre había sido el que me noqueo y trajo al
castillo y en fin a al celda donde me encontraba, era Alexander Grand un personaje que se podría
decir, era un perro fiel del asesino de negro, el cual también averiguaría que era Trevor Pratt, uno de
los hombres mas despiadados y odiados de todo el mundo conocido.
Mas Alexander era algo similar mi señor Nichollas, mas frente a Trevor parecia cambiar totalmente
de personalidad, se convertia en el mas fiel a su señor y aun mas despiadado de lo que pude
imaginar alguna vez, mas frente a mi parecia todo bondadoso y aun así fuerte y colosalmente sabio,
Alexander parecía tenerme aprecio porque al igual que yo, él también tenia cuantas que saldar con
Trevor, pero con el tiempo que pase con él me decía las razones de estar al lado de Trevor y de
como había logrado ganarse su confianza, eso era lo que él me había dicho, esa fue
una frase que dio pasada libre a mi eterno sufrimiento, dio cabida a la mentira en que se convirtió
mi vida.
Estuve en esa horrible celda solo un par de semanas hasta que pude conseguir que Trevor creyera
que me había resignado a ser su sirviente, así me lo había dicho Alexander y así fue como lo hice,
no se cuantas semanas habré estado a ciencia cierta, pero el gran odio que en mi interior crecía fue
como si hubiera estado cientos de años, al lograr salir de aquella celda Trevor me convirtió en el
herrero de la corte y mucho después cuando me hube convertido en un gran caradura como para
poder decirle “mi señor” a ese asesino fue cuando subí de rango podría decirse, me convertí en el
escudero de Alexander, la única persona en la cual confiaba en ese lugar que tanto odio hizo crecer
en el hueco que había en vez de corazón que aunque infinito se hubiera vuelto, aunque así pareciera
no lo demostraba por las palabras que me habían sido dichas por Alexander y las cuales segui como
si de mi guia espiritual se tratara.
Al transcurrir mi cuarto año en ese castillo, despues de sufrimientos horribles, de momentos en los
cuales creia que mi alma no aguantaria mas, en momentosen los cuales solo deseaba morir pero que
mi gran odio alimentaba mis ganas de seguir vivo y de haberme ganado la confianza de Trevor y de
su corte, fue cuando por fin llego el día de mi venganza, Alexander me mando llamar y en privado
me contó que él después de 20 largos y penosos años por fin podría hacer, “vengarse” y que yo
podría estar a su lado para así dar muerte al asesino de las personas que mas queríamos. Me dijo que
había logrado contactarse con la real orden de los Dragones Blancos, orden a la cual mi señor
Nichollas había pertenecido y que nunca iba a olvidar, ya que siempre traía puesto debajo de sus
ropas lo que Lady Yulliet había hecho para el. me dijo Alexander, y así fue que me prepare, en el tiempo que había pasado en ese
mundo de demonios había logrado conseguir entre confianza falsa y mentiras, armas que el mismo
Trevor olvidaba y fue como en una de esas tantas perdidas, encontré la espada que le había
pertenecido a mi señor, la cual atesoraba en mis habitaciones, mas esa noche decidido a vengar a
aquellos que habían sido mi familia durante dos años, fue que me prepare para la gran batalla,
habiéndome puesto lo que para mi eran los objetos mas valiosos para un caballero, la espada de Sir
Nichollas D'Bloom, el protector hecho por Lady Yulliet y otros ornamentos que a largo del tiempo
Alexander me había obsequiado para cuando llegase el momento de la venganza, estuve preparado
para el llamado.
Ya adentrada la noche un sonido casi sordo me despertó y me obligo a pararme por que ya era el
momento, mi venganza había por fin llegado, Alexander llego a mis habitaciones y juntos salimos
de ella, al ver lo que sucedía afuera de ella pude ver a decenas de caballeros vestidos de un plateado
brillante por el fulgor de las fogatas y en el piso rios de sangre que manchaban sus espadas.
Alexander me dijo entonces y así nos dirigimos a las habitaciones de Trevor, el
cual no se encontraba en ellas, o eso parecía, porque cuando hubo ingresado Alexander, el silencio
se vio empañado por el silbido que hace una espada al cortar el aire, que de un certero golpe
acribillo a mi amigo, mas este no callo e intento darle pelea al que a traicion intentaba darle muerte,
mas tan cruel habia sido la herida del que habia sido presa que momentos despues mi amigo
Alexander Grand caía a manos del asesino de su familia. es lo que una voz sarcastica decía en
la habitación... tal fue mi ira al presenciar esta escena que cuando vi a Trevor tan ocupado
hablándole al cadáver de mi amigo, me abalancé contra él y pude penetrar su cuerpo con la espada
de quién en vida quise llamar “padre”, Sir Nichollas D'Bloom, tanta fue mi ira que cuando pude
tomar dominio de mi cuerpo otra vez, todo mi cuerpo se encontraba lleno de sangre y a mis pies el
cadáver inerte de Trevor Pratt, el emisario de la muerte.
Me acerque al cuerpo de mi amigo y en sus ultimos segundo de vida, le conté que nuestra venganza
había tenido éxito; entre susurros e intentos de palabras intento
continuar con lo que me quería decir, mas su alma ya no tenia la suficiente fuerza para aferrarse a
este mundo. Esa noche de sangre algo cambio en mi, no lloraba aunque sentía un gran dolor dentro
de mi, todo yo estaba sereno y tranquilo, mas dentro de mi corrían rios de lagrimas, parece que
aunque sus ultimas palabras haya sido que o recobrara lo que alguna vez fui, ya era demasiado
tarde, me había convertido en una sombra, en una mentira ya que no podía demostrar lo que sentía.
Minutos después llegaron los reales caballeros de la orden del Dragón Blanco y al ver mis ropas y a
lado mío el cadáver de Trevor Pratt y en mis brazos el cuerpo de Alexander, me dijeron debo de suponer que cuando me dijeron esto querían que me
alegrara o algo así, bueno no se. Pero llegue junto a los caballeros al castillo, el cual Sir Nichollas
había alguna vez protegido con todas sus fuerza antes de caer por el filo de la espada de Trevor.
Al llegar al castillo fue cuando me di cuenta que no solo éramos los caballeros y yo, los únicos que
habían llegado al castillo, atrás de todos nosotros, había una gran carroza, que no sabia en ese
entonces que había dentro. Y bueno no me importaba ya que al fin mi venganza había tenido éxito,
pero ni aun siendo acabada mi venganza me sentía como muchos años creí que debería sentirme. Al
llegar frente al rey del castillo, me encontré con un hombre muy viejo pero al parecer con un alma
aun con muchas fuerzas como para pelear, porque cuando hube llegado a estar frente a él se levanto
y me abrazo como si de un amigo que no veía hace tiempo se tratara. cuando hubo dicho esto levanto la
mirada como si esperara que me sintiera triste, mas mi faz no reflejaba ninguna expresión, solo
tranquilidad.
, eso me habría puesto a bailar un par de años atrás, mas ahora
no hacia mella en mis expresiones. Al ver esto, el rey se sintió raro pero bueno, creo que el creía
que así era yo y no le presto la menor atención y mando a sus criados llevarme a mis habitaciones,
cuando me estaba retirando mando llamar por alguien que no pude oír su nombre y al ver cuando
me retiraba se trataba de una joven muy hermosa, la cual desde el instante que mis ojos se posaron
en los suyos mi corazón comenzó a latir muy fuertemente, tanto que creía que se iba a salir de mi
pecho, mas los criados obligaron a mi cuerpo a alejarse de tal criatura.
Cuando había ya transcurrido una semana y me disponía a comenzar mis clases con los demás
jóvenes caballeros, hijos de reales Dragones fue cuando mi corazón volvió a sobresaltarse, ya que
por algún juego del destino no solo varones se encontraban en ese lugar, aposento del saber, sino
que también se podían ver damas y entre ellas se hallaba aquella por quien mi cuerpo se paralizaba
y vibraba al mismo tiempo. No fue sino hasta una semana después de ese encuentro fugaz que por
fin pude saber su nombre ya que un personaje que no se porque razón decidió llamarme amigo me
presento ante tal criatura. Oh! Hermoso nombre que poseía mi damisela... Ross, Ross era el nombre
de quien algún día debía de ser mi esposa, transcurrió el tiempo y mi cobardía disfrazada de
serenidad habían logrado convertirme en su amigo, mas siempre había algo extraño en ella, siempre
que aparecía frente a ella una expresión marcaba su hermosa faz con desdén, bueno no sabia en ese
entonces el porque de esa actitud, mas aquellos que nos veían y de alguna manera sus comentarios
llegaban a mis oídos eran , mas yo
no podía hacer nada ya que en la mayor de las ocasiones era cierto, yo simplemente era una sombra,
una mentira, con el tiempo ni siquiera sabia quien era el personaje que miraba todos los días frente
al espejo.
Paso el tiempo y mi corazón no aguantaba mas, quería gritarlo a todo el mundo, pero algo, siempre
hay un algo que detiene los corazones del ser humano, averigüe, no se si habrá sido verdad, pero
supe que ella se había enamorado exactamente de aquel que había brindado a mi vida el nombre de
Ross, por tal motivo no tuve otro remedio que callar los gritos de mi corazón, después de haber
sufrido cuatro largos años, las penurias que el odio causaba en mi ser ahora sufría por el daño que
este nuevo sentimiento causaba en mi alma.
me repetía cuando la veía y tenia que mentir al mundo
demostrando el común desinterés que tenia todos los días, aun cuando dentro de mi, sintiera un gran
dolor que me destruía segundo a segundo. Decidí entonces alejarme de ella, pedí al rey ir en esas
travesías para poder dejar en alto el nombre de la real Orden de los Dragones Blancos, y así con el
tiempo especializarme en aquello que había estudiado durante meses. Así fue como el rey dio su
visto a favor y me fui en una cruzada personal en la cual conocí muchas personas que me
acompañarían sin saberlo en mi largo viaje, en la cual prometí dar lo mejor de mi, con el único fin
de no tener en mi mente mas que la razón de luchar por un mundo mejor para los que habitaban en
el castillo y así hacer lo que en vida hizo mi señor Nichollas, solo cosa buenas por quien lo valían.
Entre mis aliados se encontraba una doncella que era muy hábil en la lucha a distancia, era tan
hermosa con una elfa y tan ágil como tal y parecía tener solo uno o dos años menos que yo, su
nombre era May, otro de mis compañeros era el caballero de primera clase que sin saberlo había
sido compañero de estudios al igual que May, este mundo es tan raro, tanto tiempo juntos y nunca
me di cuenta de quien se sentaba mas allá de dos bancas de donde me sentaba, y pensar que en el
lapso de nuestra travesía estos dos se convertirían en mis mas grandes amigos junto a May y
Leonard, porque así se llamaba este caballero, los cuales se unieron a mi, otros caballeros de otras
ordenes que también luchaban por el mismo ideal, fueron también uniéndose a esta travesía,
haciendo cada día menos abrumador y penoso que el anterior, aunque siempre demostrara poco
interés por el mundo que me rodeara siempre había momentos felices, gracias a aquellos que me
rodeaban, una sonrisa de May destruía los momentos de tristeza que de un momento a otro asolaban
mi corazón, una broma de Leonard apagaba el inmenso dolor que laceraba mi alma por el recuerdo
de mis penosos años bajo el mando de Trevor...
Pasado un año de mi salida del castillo de la Orden Dragón, llegamos hasta un castillo muy
hermoso, pero aun no se como o por que pero en ese lugar mis penas y desdenes dieron comienzo
de nuevo, ya que en el aquel lugar encontré a Ross, la razón por la cual había decidido apartarme
del castillo de la Orden Dragón. Cuando nos volvimos a ver, ella me contó que al mes de mi partida
algo la había hecho también partir de aquel castillo y la había hecho ingresar en el cual ahora se
encontraba, un lugar donde reinaba solo y únicamente una reina. Sus desventuras con el amor y
otros mas que yo desconocía, pasamos mucho tiempo juntos, ya que aun cuando mi travesía me
llevara muy lejos siempre iba hacia aquel reino a visitarla y así paso el tiempo, mas o menos tres
meses y fue cuando decidí declararle mis sentimientos, aun cuando ella pudiese tener o no un
caballero la cual ella quisiese o no, no me importaría nada, iba en mucho tiempo abrir mi corazón y
demostrar al mundo otra vez lo que en mi había, habían pasado ya cinco años en los cuales no
demostraba lo que sentía y mas o menos dos años de la muerte de Alexander que había fortificado
esa barrera que cree para no morir a manos de nadie, pero creo que ya era hora de volver a ser quien
era.
Mas que cruel es el destino que antes de encontrarme con Ross, algo detuvo mis andanzas y escuche
una conversación que ella mantenía con un caballero que en ese momento iba vestido con una
armadura de color negro y con una insignia de serpiente en el pecho, la cual al instante reconocí
como similar a la que Trevor usaba, no seria sino hasta momentos después de iniciada la
conversación con ese sujeto que él le dijo , a lo cual ella no se que expresión
puso ya que las sombras tapaban su rostro completamente.
Mi alma comenzó a llenarse de ira nuevamente y como siempre mi rostro no mostró ninguna señal
de odio o de desesperación, así que salí de las sombras donde me encontraba y con voz firme dije
cuando aun no había acabado de decir aquellas
palabras, estas mismas fueron interrumpidas por lo que parecía fuese que Ross iba a decir algo pero
el mismo caballero que se encontraba minutos antes habalndo con ella arremetió contra mi e intento
hacerme daño, mas mi entrenamiento con Sir Nichollas, con Alexander y en la misma escuela de
caballería de la Orden Dragon habían hecho de mi uno de los mejores peleando cuerpo a cuerpo,
mas no se como pero después de luchar por un tiempo indeterminado este caballero decidido a
aniquilarme lanzo un golpe el cual lleno de sangre todo lo que se podía ver, mas aquella no era mía,
sino que era de Ross la cual se había entrometido en el camino de la espada y estaba en esos
instantes desangrándose por la herida, visto esto seguía con la misma expresión de serenidad pero
no se como pero no podía moverme y fue en ese instante que el caballero de negro desapareció con
el cuerpo de Ross. No se si habrá sobrevivido, no lo creo ya que la herida era demasiado profusa
como para que cualquiera menos una mujer pudiera sobrevivir... hasta estos momentos me pregunto
.
Cuando volví a esconder mis sentimientos bajo la mentira que había creado para no morir en las
manos de Trevor, fue cuando huí mucho mas de la mirada, de la presencia de aquellos que se
preguntaban por la falta de Ross y así fue como me encamine con mas ganas de no pensar en nada a
diferencia de mi labor la cual pedí al rey, pero en esos trechos un día encontramos un ejercito el
cual había sido casi devastado por otra legión de guerreros, solo quedaban unos cuantos, la mayoría
mujeres que habían luchado bravíamente por lo visto. Cuando nos disponíamos a ayudar a los
heridos me dirigí hacia una mujer que no se como se estaba levantando aun con las heridas que su
cuerpo presentaba, cuando ella se dio cuenta de que me acercaba dirigió una mirada furtiva a mi
rostro el cual hizo que me fijara aun mas en su rostro y algo en ella me pareció conocido.
Al acercarme y querer hablarle escuche... y algo en mi se estremeció, porque
esa voz ya la había escuchado antes... cuando ella se hubo acercado a mi me pregunto como estaba
yo, olvidando su estado casi moribundo; yo le dije entonces, que no la reconocía muy bien y ella se
molesto conmigo pero después de un rato se tranquilizo y dejo curar sus heridas y me contó o mejor
dicho me hizo recordar quien era ella; Cuando vivía con Sir Nichollas y Lady Yulliet cada mañana
después de ser adiestrado en el arte panadero salía a jugar con una jovencita que vivía una cuantas
casas de la de mi señor, era una niña pelirroja con unas cuantas pecas en el rostro llamada Karla...
después de conversar unas cuantas horas y de contarnos por las peripecias por las cuales habíamos
pasado después de la destrucción del pueblo donde habitábamos, averigüe que ella había logrado
escapar hacia un pueblo vecino y allí había logrado hacer contactos con un reino y allí convertirse
en caballero y con un grupo de los mejores de aquel reino partió para eliminar los vestigios del
ejercito de Trevor, mas ninguno de nosotros sabia que aquella noche en la que pude vengarme de
Trevor, se había logrado aquella victoria porque sus mejores hombres habían ido a conquistar otro
reino y eran aquellos los que habían eliminado en su gran totalidad al ejercito de Karla.
Fue entonces cuando decidí acompañarla y así de alguna manera averiguar algo sobre la situación
de Ross y saber el porque de su actuar la noche en la cual él casi pierde la vida. Aunque mi
expresión siempre fuera la de estar tranquilo, siempre habían cosas que hacían que mi corazón se
sobresaltase y acabadas tales posturas por alguna razón dirigía la mirada hacia Karla y me parecía
como si ella hubiese estado mirándome un largo rato pero al instante su mirada cambiaba de
dirección. Una mañana ella me dijo a lo cual
yo le respondí... y al decir esto me aleje de su presencia como intentando huir de algo.
Cuando por fin pudimos divisar al ejercito que alguna vez Trevor dirigiera, planeamos toda una
estrategia para así poder disolver su existencia de la faz de la tierra, ya si fue como al día siguiente
una cruenta lucha dio inicio, caían en pedazos armaduras plateadas manchadas con sangre en
algunos lugares, en otros negras corazas eras abiertas y destrozadas por el odio de espadas
plateadas. Después de varias horas de lucha el ejercito el cual por orden mía estaba liderado por
Karla había por fin logrado la victoria, pero que victoria puede ser, si de 100 caballeros solo
quedaban cinco de los cuales mis mejores amigos, May y Leonard habían muerto en mis brazos por
culpa mía, habían muerto intentando salvarme. Intentar arrebatar de los brazos de la muerte alguien
que hace mucho tiempo ya perdió su humanidad es demasiado tonto, ya que eso era yo, yo hace
mucho ya había muerto. Estas dos personas que en mis brazos murieron, significaron para mi, mi
familia, May tan hermosa y dulce como nadie, Leonard bravío y alegre como si no existieran cosas
tristes en este mundo.
Mas como dije antes este mundo solo juega conmigo, ya que aunque al final de la batalla la cual el
mismo ejercito me halla arrebatado a las personas quien mas amaba, Sir Nichollas, Lady Yulliet,
Alexander, May, Leonard... acabaría arrebatándome también a la única mujer que en mi vida me ha
amado y que yo nunca había reconocido mas que como una amiga, ya que cuando habíamos
terminado con la ultima serpiente de Trevor y nos habíamos dispuesto a descansar de entre los
cadáveres se levanto un cuerpo y de un certero golpe dio muerte a mi vieja amiga, Karla al instante
este mismo murió al haber visto morir por su espada a la que comandaba el ejercito que elimino a
su estirpe. Cuando me acerque al cuerpo de ella, una escena se partió en varios y me vi a mi mismo
abrazando el cuerpo de Lady Yulliet, el cuerpo de Alexander, el cuerpo de May y el de Leonard y
ahora el cuerpo de Karla, y en sombras me vi abrazando el cuerpo inerte de Ross, ¿que es esto?, una
vez me dijeron , ¿acaso se refería a esto?, la muerte acaso
si tiene derecho a arrebatarme con juegos furtivos a los que me rodean, ¿acaso soy el juguete del
destino?, no pude mas y me levante siempre con la mimas mirada serena y tranquila que me había
caracterizado... no se porque, pero los tres caballeros que aun quedaban me seguían , pero ya no me
importaba, ellos iban cayendo uno a uno presa del interminable sol y las arenas del desierto que
como emisarios de la muerte nos asolaban, hasta que lo único que podía ver era mi sombra,
supongo que habrán caído muertos por lo agreste de la geografía, no importaba...
Así llegamos hasta donde ahora me encuentro intentando reír de mi desgracia y ya sin fuerzas ni
ganas para continuar, en este instante no se quien soy, o que soy, ni la razón de mi existencia solo
deseo morir, estoy solo en el desierto, quisiera volver atrás y vivir de nuevo esos dos hermosos años
con mi señor en los cuales quisiera decirles ¡padre!, ¡madre! ¡Karla juguemos! Esos momentos se
que no volverán, pero al menos con mi muerte, mi mentira acabara, y si alguien me encontrase ojalá
me pudieran responder, ¿quien soy yo?....
A lo lejos un sonido sereno y tranquilo llegan a los oídos de este ser sin nombre, haciendo que tal
abriese sus ojos y llegando a ellos imágenes de personas paradas frente a él... ,
....dicen voces de mujeres, tan cálidas, que este ser reconoce al instante como la voz de
su querida Lady yulliet, May y Karla.. , .... dicen voces fuertes y amables
que también reconoce como la voz de Sir Nichollas, Alexander y Leonard, les pregunta a las sombras que frente a él se encuentran y deseaba seguir
preguntándoles cuando... una sola voz rompió su voz y de un sobresalto giro su mirada
y vio a quien él había amado por sobre todas las cosas dijo entonces él, y la sombra
se le acerco, lo abrazo y le dijo , y otra voz callo a la de Ross y otra voz rompió a la de Nichollas
, después las voces de May y Leonard también entraron en la conversación
con estas palabras Nichollas, Yulliet, Alexander, May y Leonard
desaparecieron... cuando hubo visto esto giro su mirada hacia Ross y le dijo y de un momento a otro sin dejar acabar sus palabras Ross se acerco a él, lo abrazo, le
dio un beso para así callar lo que decía y le dijo con estas palabras Ross
también desapareció dejando otra vez solo a Angel, mas ahora él se encontraba con mas fuerzas,
fuerzas que nunca en su vida había sentido, con lagrimas en los ojos se levanto del letargo en que se
encontraba y se dirigió hacia donde el sol se ponía....
FIN
“Es mas fácil hacer las cosas bien que hacerlas mal”
Humberto Recoba Guerrero
“Soy el hombre mas feliz que existe sobre la faz de la tierra y si existiese acaso alguien mas feliz
que yo, eso solo puede significar... que mi mentira se esta desvaneciendo”
El prospecto de autor
«Solo es ..... aquel que de verdad desea ser ..... »
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