Después de un tiempo que resulta molesto,
el futuro intuido se hace hoy,
el ocaso resplandeciente
genera el inicio del cambio de piel,
nada evitará las tristezas,
ni la mirada obnubilada de soledad.
Se introduce el cuerpo
sigilosamente en las aguas verdes marinas,
que rozan su actual tímida existencia,
dejando atrás lo perecedero,
añoranzas de nuevas secuencias, sanadores rituales
para distanciarse de lo aún deseado
y no abandonado
que aminoren las huellas estigmatizantes.
Bajo las inmensidades del celeste cielo,
brisas cariñosas, sol plasmado en las sinuosidades,
tocan sus pies la cálida arena,
que inducen los recuerdos contradictorios
de lo cálido y frío
de los mezquinos cariños recibidos,
que provocaron la sensación de vivir.
Sin mirar atrás, ingresan,
como una fumarola, en sus oídos,
los ruidos comunes del disfrute veraniego,
que convergen a la síntesis,
a la única decisión evitada......
ya es tiempo, no hay subterfugios
Debe dejarlo ir
impedir su permanencia
porque para está para más,
entrega creadora, esperanzadora sin miedos,
incondicional compañía necesitada
para el amor sin adornos,
regocijo del todo.
Un nuevo amanecer espera..
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