se me hace lengua la boca cuando estoy frente a la pc y no tengo mas remedio que escribir, pensar en el vacío o algo sinónimo a eso. si señor, escribir es lo mío, eso es lo que creo, aunque no sea del todo cierto. he dejado todo y escribo tarde, mañana y noche. no duermo, sueño que no es lo mismo. me gusta escribir mientras sueño. la otra vez estuve soñando que hablaba con dios. era un tío bueno, flaco, blanco, mas grande que yo (tenía que ser, pues soy enano). le dije que todos éramos iguales, incluso él. me miró largo y tendido y sus ojos se pusieron algo mas desdeñosos que antes. me iba a decir una palabra pero le pedí que callara, que ya había escuchado demasiado a sus criaturas. sonrió y me cogió de la mano como si fuese un perrito y me llevó a un jardín a pasear. ¿te gusta?, me preguntó. le iba a decir que sí pero le dije que no, que no me gustaba nada, que odiaba todo cuanto había creado. ¿qué quieres?, preguntó. no lo sé, le dije, pero creo que quiero ser feliz, aunque con estar bien, siempre, me conformo con eso... el tío se me acercó y me quitó una hilo transparente que tenía justo al final de mis labios. anda y ve, me dijo. fui y comencé a correr por ese lugar verde y en un instante me detuve y me di vuelta, y volví corriendo donde el tío dios. mejor despiértame y cuando lo haga, quiero sentirme bien... ok, me dijo. desperté y me di un baño de agua caliente. me miré al espejo y me gustó la cara de idiota que tenía. me faltaban varios dientes, pero no importó. me cambié y salí con una sonrisa amplia como el día de hoy. toda la gente me miraba y me saludaba. al llegar a mi trabajo entré y vi al tío dios en la puerta. estaba disfrazado de cliente. ¿eres dios?, le pregunté. me dijo que no, que no lo era... disculpe, le dije y dejé que entrara. entró y fue a buscar al jefe, hablaron como media hora en su oficina, y al poco rato, el jefe salió con una gran sonrisa, de esas que suele tirarme cuando me trae una mala noticia. me dijo que ya tenía trabajo. ¿con quién, jefe? con el señor. me pidió mi tarjeta, se la di, y fui con este señor que tenía la cara de dios. subí a su auto, era muy grande, y partimos, y mientras viajábamos, sentí el aire mas puro que había respirado en mi vida, entrando a través de la ventana... fue tan lindo que cerré los ojos, me sentí muy bien. cuando los abrí, estaba echado en una cama del hospital, mi pierna derecha estaba rota, enyesada. habíamos tenido un accidente, el tío con la cara de dios, estaba en la otra cama, pero tenía la columna partida. dijeron que iba a quedar vegetal, y que su deseo era que yo le cuidase por el resto de su vida. dije que si y me sentí súper bien... imagínense, cuidando a un tipo con la cara de dios...


san isidro, marzo de 2007