-¿me amas?- dijo en apenas un susurro.
¿la amaba? claro que la amaba!, ella era la mujer de mi vida y siempre lo será, mas, desde mis fauces pronuncié un "no" muy hostil.
Ella perpleja, torpemente caminó hacia atrás haciendo crujir unas hojas secas que se encontraban en el suelo.
-Tú... bien sabes que yo sí te amo, te amo como a nadie... yo... yo...- no pudo continuar hablando, estalló en lágrimas, hundiéndose entre sus sollozos, sumergiéndose en su desconsolada tristeza.
Quize hablar, decirle que fue mentira lo que dije, pero me contuve, creí que lo mejor era separarnos. Me acerqué con el propósito de abrazarla. Ella inmovilizada, se dejó. Pude sentir la inmensidad de su belleza. La apreté suavemente, recordando las veces en que nuestras pieles se impregnaban en una convención de profundo amor... Se soltó bruscamente de mi, y comenzó a correr hasta que la perdí de vista, fue la última vez que la vi...
No sé si fui un cobarde o un heroé, pero ¿cómo le iba a decir que tenía sida?¿cómo le iba a decir que una noche, me comporté como un perro, que me fui con otra, cuendo quizas ella soñaba conmigo?¡¡¡¿cómo?!!! ¿alguien me puede decir?...
Los días pasan, y las horas no dejan de correr, y sólo me queda una pregunta, ¿habré hecho lo correcto?...
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