"HAZ DE TU MUNDO UN PESEBRE"
Se acerca nuevamente esa fecha tan esperada por todos... creyentes y no creyentes... la ¡¡¡Navidad!!! Y la constante se repite... Gente invadiendo las calles céntricas buscando los mejores regalos para colocar debajo de sus esplendorosos árboles, decorados con tanta dedicación... El rojo, el verde, el dorado, predominan. Piden a gritos nuestra atención. Comidas elaboradas captan nuestros sentidos… Ruidos, corridas y labores propios de la fecha no nos permiten un ‘stop’. No es tarea fácil ignorar la Navidad. No es tarea necesaria ignorarla. Pero si hay algo que no es sencillo por estas fechas, es buscar la paz interior, y en esa paz... encontrar la verdadera Navidad.
¿La verdadera Navidad? ¡¡¡SI!!! La Navidad del Pesebre... La Navidad de la humildad... La Navidad de Jesús, de su nacimiento. Entre tantos paquetes coloridos, ¿no estaremos olvidando el regalo más importante? ÉL MISMO, QUE SE HIZO HOMBRE SIMPLEMENTE PARA REGALARNOS SU VIDA, POR AMOR. ¿No estaremos desvalorizando el regalo mas preciado, simplemente porque viene en un descolorido envoltorio... en un pesebre...? El regalo más preciado, llega a nosotros en el envoltorio más sencillo... y de la mano de la mujer más pura, quien hoy es nuestra Madre, Maria.
¡Jesús se regala a si mismo! No podemos quedarnos en pequeñeces... ¿YA PENSAMOS QUE LE VAMOS A REGALAR NOSOTROS A JESUS? Él espera nuestro corazón… Ni más, ni menos… Pero debemos prepararlo, debemos llenarlo de amor, de aspiraciones, de buenas acciones, y librarlo de rencores que lo ensucian, para que sea un regalo DIGNO.
Haz de tu mundo un pesebre, no del planeta Tierra, sino de tu pequeño mundo, de tu universo interno que es tu corazón, de él HAZ UN PESEBRE. Permitite un mundo sencillo, y desde esa pequeñez date lugar para un amor heroico hacia los demás, imitando a Jesús. Permitite en esta Navidad ese amor humilde y filial y que crece a cada instante, ese amor de niño recién nacido hacia su Madre. Abandonate en los brazos de Maria y date lugar para nacer vos también nuevamente en esta Navidad, purificándote en el pesebre… Date un minuto a las doce, el 24, entre saludos, abrazos y copas levantadas para decir “Jesús quiero que hoy nazcas en mi corazón, en ESTE humilde pesebre que con tanto amor prepare para vos”
|