Querido amor:
Es increíble pensar en el tiempo que ha pasado. Ya me cansé de contar las hojas de cada otoño desde nuestra despedida. Siento que el invierno se instaló en mi alma congelando mis sueños.
Tú te preguntarás ¿por qué esta carta después de tanto tiempo?, o, ¿por qué atravieso tanta vida y me llego hasta tí sabiendo que hay una barrera invisible que jamás dejará que volvamos a estar juntos?
Ya me conoces, soy una tonta sin remedio condenada a vivir en el recuerdo de lo que nunca pudo ser. Tú vives tu vida a pleno y la abrazas a ella cada noche mientras yo abrazo el recuerdo de una almohada que no guarda tu olor, que feo sería eso, no lavar una funda por seis años sería el colmo.
Ayer te vi en el parque, tú no me viste, lo sé. Para tí soy solo un recuerdo que nada significa porque hiciste tu vida lejos de mi corazón y de mis brazos. Ella se ve hermosa. La verdad es que la odié un poquito por darte un hijo tan bello, tan parecido a tí. Espero que ella tenga estrías y patas gallo..., no, estoy mentiendo, si tú eres feliz con ella está todo bien, aunque si la cosa no funciona ya sabes donde estoy.
Anoche soñé con nosotros. Con todo lo que compartimos, la cama, la playa..., tres años de miradas cómplices viviendo en la hermosa trampa de un amor clandestino. Todavía me pregunto por qué no pudo ser, por qué te decidiste por ella si sabías que eras mi vida. Mi cuerpo aún recuerda el roce de tu piel, y aunque otros labios lo recorran jamás será lo mismo, esperan a tenerte como antes, a sentirte temblando de pasión y de deseo. ¡Qué idiota puedo ser! ¡Qué desperdicio!
Jamás llegará esta carta hasta tus manos aunque lo desearía, para que veas lo que le hiciste a mi corazón, o tal vez, para que ella sepa que alguna vez existió lo nuestro.
Te dejo. Te dejo de una vez y para siempre mi viejo amor. Haz lo que quieras pero lejos de mi alma para que no me reclame tu presencia. Mañana me caso corazón, y no es contigo. Me caso con alguien que me ama y espero amar algún día como te amé, pero no creo.
Mucha suerte y que te vaya bien, pero que cada tanto descubras que aún te llama mi olor y mis caricias. Que la nostalgia de mi cuerpo te perturbe como lo hace en mi el recuerdo del tuyo.
Sigamos adelante y esperemos que la vida borre todo rastro de que alguna vez hubo un nosotros.
Hasta nunca.
Yo.
(Carta nacida de un juego literario, por suerte pura inspiración)
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