La mujer de piedra tenía un precioso pelo con vetas de mármol negro. Permanecía descalza y semidesnuda pese a las inclemencias del tiempo.
Todos los viernes el hombre de carne depositaba un ramo de rosas como ofrenda, se sentaba frente a ella y le escribía un poema que endosaba dentro de la cesta.
Cada domingo la madre separada con tres hijos y sin trabajo, paseaba por el mismo parque y se apropiaba del poema.
Sentada lo leía con lágrimas en los ojos deseando ser de piedra.
Texto agregado el 03-03-2007, y leído por 524
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En otras palabras ``una sin techo y sus tres hijos ´´ la mujer de piedra no seria la sin techo con el pelo encachasado estilo bruja?. agetsoo
13-03-2007
Excelente.! Me recuerda el principe feliz de Wilde. Me gusta el juego que aquí hay respecto a las apariencias. Y además deja al lector con la duda, sobre el contenido de aquellos poemas o el destino de quien los deja y por qué lo hace. 5. ulpiano_carpe