Qué pasará hoy que no existen las poesías; se morirán las noches que me falte tu abrazo. El sol saldrá para anunciarme un nuevo día sin ti. ¿Cuántas cruces deberé hacer hasta que regreses?
Se terminarán las canciones de Silvio; el "Ojalá" me golpeará el alma de ausencias, para recordarme la espera. Otro fracaso, de otro intento. Naceré en cada derrota de reconocerme muerta.
Me inventaré un final distinto todos los días y todas las noches; tu funeral de partidas me recogerá las lágrimas y desojaré nuevamente el calendario.
Me descubriré en el amanecer, cuando el sol agolpe mi cara, para continuar viaje. Galeano morirá en cada relato que no volveré a leer; se marchitarán todos los besos que me prohibí darte y me preguntaré mil veces más porque te deje ir.
La piel creará el misterio de la huida y lloraré en soledad, para que nadie me vea soñarte. En la vigilia, un eco musitará tu nombre, despertándome el ensueño, y tu sombra de silencios me reavivará la esperanza de tenerte nuevamente a mi lado.
Extraño tus poemas de creación y creencia, tus pasos hacia mí, tus lágrimas de ver tanta crueldad; extraño tus palabras, esas que me invitan a amarte, a pesar de todo; extraño el olor de tus labios, tu piel vestida de miedos y dudas, tus nostálgicos ojos verdes, que reflejan quien soy. Extraño tu cuerpo desnudo al vuelo, tu entrega de amante sin tiempo; extraño tus brazos de no querer soltarme.
Te extraño desde el pelo hasta el alma, desde mí hacia vos.
Te espero viviendo, pero te espero al fin
Septiembre de 2000 |