Deposité cada uña sobre los llantos
-de ella-
y la miré comprendiendo.
Histérica cortaba papeles
Y rompía sus dedos.

La imagen pudo ser exquisita:
Llanto y letras
Sangre y pieles
Diminuto caos, inmenso el mundo.

Casi azul
La rabia chorreando.
Sus dedos, -cercenados- tejían mil trenzas.
Entremedio mil puntas
Tras ellas las manos
Las fuertes
Las sanas/enfermas/

-Bajaban-
corrían pesadas
monstruosas jorobazas.
Rompiendo, rasgando
Así escribían.

Hacían brotar la tinta
Liviana enjuagaba llantos:
Arrastraba.
Así limpiaba la sangre.

Hasta doblarla en un rincón
Y mecerla.