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Inicio / Cuenteros Locales / nazareno / charla entre un hombre y una mujer

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Nicolás estaba sentado frente a Susana. En la mesa había dos cafés, un servilletero, lleno, cucharas, un cenicero. En el cenicero Nicolás desprendía, con pequeños golpes del dedo, la ceniza del cigarrillo.
esto me hace acordar cuando nos conocimos
como era cuando nos conocimos
era como esto, no sabíamos casi nada el uno del otro, todo
eran ilusiones, especulaciones, uno buscaba y descubría detalles del otro con la intención de ir haciéndose una imagen, una idea, de poder focalizarlo en algún lugar del alma, de nuestra historia, de la sociedad.
Pero nosotros nos conocemos, hemos estado casados
Los dos hemos cambiado mucho, tu eras un hombre apuesto, que se cuidaba, un agente exitoso, casi invencible, ahora…
Nicolás no dijo nada.
Puede ser que no sea como cuando nos conocimos, pero tengo esa sensación
Cuando fue la primera vez que te preguntaste si me querías
Nicolás movió la boca, de un lado para el otro – cuando me cansé de coger con vos en el parque, te acordás que cuando recién nos conocíamos cogíamos en el parque
Ella rió – si, me acuerdo, como tambien me acuerdo que siempre fuiste un guarango – dijo riendo
Bueno, hacíamos el amor en el parque, te acordás?
Bajo los arbustos – dijo ella, contenta por el recuerdo
Y sin preservativo
Si, me habías dicho que eras alérgico al látex, un desastre Nicolás
Nicolás sonrió – después nos arrastraron los quilombos
Como que nos arrastraron los quilombos
Me acuerdo que cuando ya no me volvía loco por tenerte entre los arbustos, empecé a dudar entre seguir o no con vos, y ahí aparecieron los quilombos, y los orgullos personales.
Los orgullos personales?
Hasta ese momento nunca había durado mas de cuatro meses con alguien, asi que me propuse durar mas de cuatro meses
Yo tampoco había durado mucho con alguien
Así que con cuatro meses estaba hecho yo, para mi era como un juego, pasar el tiempo, ir al parque, salir a bailar, a pasear, soportar tus caprichos, tus rabietas
Y yo las tuyas
Bueno, bueno, la cosa es que era como un juego ese de estirar el tiempo para que pase, al fin pasaron, y fue tanta la emoción de haberlo logrado, de haber durado cuatro meses con alguien, porque yo conociéndome, sabía que era casi imposible que yo pueda tener una relación larga, me creía demasiado complicado, pretensioso, ñañoso, y realmente creo que no me interesaba mucho tener algo duradero, asi que la felicidad, el asombro de haber llegado a los cuatro meses fue como una obnubilacion y hasta pense en cortar la relacion, con lo hecho ya bastaba, era mucho mas de lo que podia esperar, después se enfermo tu perro Cristóbal
si…yo lo quería mucho a Critobal
ahí me di cuenta que te queria, no te podia dejar en banda en esa, asi que estuve a tu lado, a pesar de que me aburrias mucho, de que tu cuerpo no era para mi un jolgorio, y de que pensaba diez horas por dia lo feliz que podría ser con otra mujer, pero eran solo pensamientos, a uno le pasan esas cosas, ahora me paso diez horas por día pensando que sería muy feliz si no sería policia, que sería muy feliz si regresara con vos
O sea… que…
Si regresara con vos seria feliz definitivamente, no es lo mismo que con el resto de las cosas
Me parece que es un capricho Julián, que no tenés… las agallas para empezar de nuevo con otra relación, cambiar tu vida, pereza…
Decís que no tengo huevos
Agallas dije
Sabés que los tengo… las tengo! – dijo Nicolás mirándola fijo, casi encolerizado – pero hay demasiadas cosas que me aferran a vos
A mi también, pero ya terminamos Nicolás, te confiezo que paso mucho tiempo pensando en vos, en nosotros, pero ya esta hemos cumplido una etapa, además estoy bien con Julio
Es lo mismo Susana, estás apostando a Julio, podrías volver a apostar a mi
No es lo mismo, con vos… ya me desilusioné, estaba desgastada la relación y nos quedamos sin imaginación y vos te volviste tan…
Te descuidé, pero eso le pasa a todos los hombres – dijo Nicolás casi en tono de ruego – pero vos sabes por qué te descuidé, tenía el caso del diputado que descuartizó a la mujer, un caso muy importante, la política, los medios, inclusive personalidades del ambiente internacional estaban pendientes de eso, si lo resolvía…
¿Que?
Si lo resolvía progresaríamos mucho
No lo resolviste… además, vos progresarías, no yo, no nosotros vos, siempre quisiste ser el mejor y te olvidaste que sin mi…
No era nada…
Si lo resolvías habrías ganado reconocimiento, fama, dinero, te hubieras vuelto insoportable, un ego candente hubieras sido, mas de lo que sos, y yo, yo que, yo… me olvidaste durante el caso y me hubieras olvidado después, rodeado de periodistas, de revistas, de autoridades
Nicolás pensaba mirando la mesa, con los ojos chorreando de tristeza.
A veces pienso que te olvidas que te quería porque me gustaban las cosas simples que hacíamos juntos, eso de salir los fines de semana a la isla, de que me leyeras cuentos de Jack London, que hicieras de comer a la noche cuando llegamos a casa, yo no quería tener un superpolicía al lado! – dijo, nerviosa, Susana.
A veces pienso que es mejor que no haya resuelto ese caso, por eso vuelvo a buscarte
No ha sido mejor, no lo resolviste y mira como quedaste, estas arruinado Nicolás, no te vistes bien, no te cuidas, fumas y bebes todas las noches, significa que lo único que te sostiene es la carrera, tu carrera, no yo, no mi amor, además nunca me prestaste demasiada atención
Sí te prestaba atención
Siempre te gustó la noche, las fiestas, las mujeres
Me dijiste que te gustaban las cosas simples de mi, que te leía cuantos, que íbamos a la isla, al parque los domingos, ya te estás contradiciendo, como siempre que discutíamos Susana, al fin vos también sos dueña de un cuento que nunca acaba, el cuento de siempre pedir más, además vos tenés la culpa de que me gustasen las fiestas, la noche, lo hacía por vos
Ahora yo tengo la culpa – dijo con los ojos abiertos, bien redondos, sin odio, pero con sorpresa
Me acuerdo después de que murió Cristóbal, tu perro, yo estaba estudiando ese curso, el curso de homicidas sangrientos de los años treinta, y tenía una vida… calma… relajada… con vos, salíamos a comer afuera, a pasear al shopping, y que me dijiste un día, que yo era un tipo aburrido, rutinario, que nunca te sorprendía, y encima coqueteabas con Rodolfo, Rodolfo que era un tiro al aire, a ese si le gustaba la joda, cambiaba de novia como de días cambia el almanaque
No coquetaba, me gustaba estar con él, charlar de tanto en tanto, era divertido
Si divertido era, pero era un tiro al aire, y lo decía abiertamente que el no era un tipo de una sola mujer, que no se casaría nunca, que le gustaba demasiado el amor como para dejar de enamorarse cada tanto, y las mujeres locas, y vos también – dijo Nicolás en tono de recriminación
Yo no estaba loca por Rodolfo
No importa, lo único que sé es que siguiendo el ejemplo de Rodolfo, en contra de lo que yo pensaba, yo pensaba que ustedes gustaban de un hombre trabajador, comprometido, alguien serio y respetable, asi que me dediqué a… pasarla bien
A la joda
Y qué
Como y qué
Si, si, fueron esos los momentos en mas atención me prestaste, me llamabas, me buscabas, intentabas seducirme, proponías cosas para hacer, antes hacía todo yo, y solo porque tenías miedo a perderme ahora parecías motivada, o porque te seducía mi pasión, ese aire de hombre despreocupado
No fue así
Si lo fue y fue que cuando otra vez me puse a trabajar en mi trabajo, con gran empeño, con gran dedicación, para que progresemos, dices: hubiera sido tu progreso, eres un egoísta – dijo Nicolás haciendo burla con la voz y con los gestos
Ella se quedó callada, no porque hubiese aceptado lo que el dijo, si no más bien porque parecía estar desinflada, como si algo se hubiese expulsado de su interior, de su alma, y ahora solo quisiese estar ahí, como estaba, mirando la mesa, el pocillo de café, mirando la mesa como la miraba Nicolás.
Estaban los dos, con la mirada baja, desparramada sobre el cristal de la mesa. Levantaron las miradas, lentamente, sus ojos se iluminaron por el reflejo de la luz de la calle. Nicolás se incorporó, se acercó a ella y la beso.
Se besaron.
Se besaron en un beso profundo y largo, de repente, ella, lo empujó y dijo:
Esto no es así Nicolás, lo nuestro terminó – se levantó y salió caminando en dirección a la puerta.
Nicolás se quedó mirándola sorprendido, ella se dio vuelta y caminó de regreso a la mesa. La cara de Nicolás se llenó de un color
Vivaz. Ella llegó a la mesa, tomó su cartera, y se fue, esta vez, desapareció mas allá de la puerta de la calle.


Texto agregado el 01-03-2007, y leído por 195 visitantes. (4 votos)


Lectores Opinan
01-03-2007 Por qué será que los hombres piensan que pueden volver cuando quieran? omenia
01-03-2007 Pude ver ese dialogo... me imagine sentada en la mesa de al lado, fue una imagen nitida... muy bueno, realmente me gusto mucho. Mis * castorpolux
 
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