Sombras oblicuas de emociones secas y austeras poblaron nuestra misteriosa monotonía.
Pequeñas dosis de engaño desgastaron las sobras de lo que fuimos.
El disfraz que consentimos sacralizó el desorden de nuestras vidas.
Solo una diferencia entre los dos...
Reconocí el proceso de una derrota y carente de afecto salí marcando tiempo de exilio en vastísima soledad y silencio voraz.
Siquiera por hoy, sigo el ritmo de los sueños y busco un sitio donde nacer de cuerpo entero.
¡Brindo por lo que sucede!
Mi mano no tiembla en el testimonio de que estoy como se quedarme, a espaldas de lo predecible.-
Texto agregado el 28-02-2007, y leído por 187
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