En algunas culturas lo malo es lo otro.
El algunas culturas se considera que lo que no es igual a lo que está bien está mal.
En otras culturas, más avanzadas, se considera que lo que no es igual a lo que está bien es otra cosa. Es más, ni siquiera se consideran a sí mismos como lo que está bien, no poseen esa afición a lo modélico, al estereotipo, simplemente se consideran como un espacio con la capacidad de albergar distintas manifestaciones; en consecuencia lo conocido, el no ser comprendido como lo que está bien no antagoniza ni vitupera, ni restringe la aparición de lo desconocido. Esto, que también es conocido como tolerancia implica un modo de crecimiento difícilmente comprensible por aquellos países o territorios que consideran que todo aquello que no es igual a ellos o a lo por ellos dado como aceptado y conocido está mal.
Por lo tanto podemos llegar a la conclusión que en algunos territorios, países o culturas se restringe la novedad considerándola como no-nosotros (y por tanto malo, perjudicial o peligroso). Y en otros países o culturas la aceptación y el proceso de asimilación de la novedad es parte de su modo de ser, no atenta contra ellos, sino más bien les otorga vitalidad. Por lo tanto son culturas creativas y no obsesivamente adheridas a su pasado o envidiosas de la vitalidad de otras culturas.