Las constantes se han detenido,
los suspiros han cesado,
el murmullo de la tierra se ha callado.
El canto del cielo se ha dormido,
la arena olvido el siseo,
el rocio se ha secado
y solo queda un lamento,
en medio del silencio.
Un lamento de ojos pardos
y cuerpo de mujer…
Un lamento llamado
eterno perecer.
Texto agregado el 27-02-2007, y leído por 290
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