EL PRINCIPE AZUL

Leonor sonreía mientras entraba a la iglesia del brazo de su padre, tratando de disimular el dolor que llevaba adentro, mientras caminaba con un paso seguro, mirando de frente, su futuro esposo esperaba por ella en el altar, todos los invitados comentaban su belleza, su ojos verdes que parecían esmeraldas, su rostro perfecto, su piel blanca, y su sonrisa, que reflejaba no solo amor, si no también un poco de timidez, casi nerviosismo, lo que nadie sabia era, que ella guardaba un secreto que pensaba llevarse a la tumba, veía el orgullo en los ojos de sus padres, se decía a si misma que no importaba su sentir, que estaba antes que nada el buen nombre de sus padres, el honor de la familia, que el amor era solo una ilusión, un sentimiento vano y pasajero que no valía la pena el sacrificio, al menos, no este amor…
Se decía a si misma entonces, que solo eran palabras sin sentido, promesas huecas, entonces la miro a ella, igual de nerviosa, sentada en la banca de adelante, se miraron al pasar por dos segundos, Leonor lo entendió todo, lo que Sofía quería decirle, que no tenia que hacer esto, que debía haber otra salida, Leonor le sonrió, con la mirada le dijo que todo estaría bien, que se casaría con Marcos pero su corazón solo le pertenecía a ella…
Su padre la entrego en el altar, la misa siguió con normalidad, el padre pregunto “Si alguien se opone que hable ahora o calle para siempre” Sofía sintió una punzada de dolor en el corazón, una lagrima le broto sin sentir, tomo su pañuelo y rápidamente la limpio, antes de que alguien lo notara, Leonor tranquila, esperaba en silencio escuchar esa voz, que dijera que se oponía, que no podía casarlos porque la novia jamás llegaría amar al novio, pero nada, ni un solo murmullo, el padre termino de casar a la pareja…Los futuros monarcas del Reino, caminaron por el pasillo del brazo, como un matrimonio por vez primera, Leonor volteo hacia atrás, quería asegurarse de que Sofía venia detrás de ellos, se sorprendió al no encontrarla, su marido saludaba a sus conocidos, recibía abrazos, felicitaciones, mientras la futura reina buscaba entre la gente ese rostro tan querido…
Ella le salio de la nada, abrazo al príncipe, le deseo lo mejor y después la abrazo a ella, Leonor se acerco a su oído y le murmuro “Te espero esta noche, donde siempre, a la misma hora…”

-Su majestad…Pero es que yo pensé que…

Leonor le sonrió de nuevo, con la misma sonrisa diplomática tan falsa que Sofía le había descubierto desde hacia años, entonces se confundió, “¿Querrá que nos sigamos viendo aunque ahora sea legítimamente la esposa de el? Pero eso es pecado, no, no es posible…Leonor es buena, ella sabe que eso no esta bien” Se quedo pensando Sofía mientras Leonor caminaba de mano del Príncipe a su carruaje, entonces intento evitarle esa noche, no acercársele demasiado, no hablarle ni mirarla siquiera, tenían que ser mas cuidadosas ahora, si alguien se enteraba podía costarles la vida, pero a la princesa parecía no importarle, es mas, ni siquiera la busco, bailo de la mano de su marido, bebió de su copa, sonreía como iluminada y lo miraba a los ojos como embelesada, le susurraba al oído mientras miraba a Sofía directamente, tenia fuego en la mirada, Lloro de emoción cuando su suegra, La reina la abrazo y le dijo que ella era la hija que siempre deseo tener…

-Estoy segura de que tu harás muy feliz al príncipe…

Entonces Leonor, que aun lloraba en silencio la abrazo, le dijo que el la hacia sentirse la mujer mas afortunada del mundo, que lo amaba como jamás pensó llegar a amar, y después se disculpo un momento, llamo a sus damas, la buscaba específicamente a ella, “¿Donde esta Sofía?” La mando llamar, le dijo que la necesitaba urgentemente, Sofía pálida, solo atino a decir “Pero, Majestad…” Leonor se dio la vuelta y Sofía no tuvo mas remedio que seguirla hasta el jardín, mientras Leonor hablaba sin parar en voz baja, le decía que se sentía destrozada, que todo eso lo había hecho por ella, para poder estar juntas.

-Te lo juro, nada ni nadie va a separarnos.

Entonces Sofía la miraba, preciosa, pero fría, le daba miedo el tono de su voz, sus palabras, hasta su mirada, no la reconocía, todas esas mentiras, la manera en que podía fingir amor o agradecimiento a su antojo le dio miedo, Leonor la tomo de la mano, la jalo entre los arbustos, le sonrió entonces, con un mirada blanca, inocente, como lo hacia desde que era niña.

-Recuerdas la Noche Buena, éramos tan felices, juramos que siempre estaríamos juntas, sin importar lo demás.
-Pero la Reina, y el Príncipe…
-Eso a mi no me importa…El solamente es un niño asustado, no significan nada para mi, entiéndelo de una vez querida, esto no es mas que una estrategia política, quería ser Reina de este pueblo y lo seré.
-Quizás esto es una señal…Lo que hacemos esta mal…

Leonor la miro furiosa, le grito entonces que no existían las señales divinas, que dejara de pensar como una pueblerina…

-Estamos engañando a Marcos.
-Cómo si de verdad te importara, no se porque te torturas, soy yo la que tendré que pasar esta noche a su lado, soy yo la que tendrá que sacrificarse por ti, para que no te falte nada, que sigas viviendo en medio de lujos, a mi lado…No lo olvides jamás, todo lo que hago es por ti…¿Quieres que nos separen?.
-No.
-Entonces querida, solo guarda silencio y sonríe…haz lo que yo, finge que estas viviendo el mejor de tus días…

Leonor la beso entonces, le sonrió dulcemente, se dio la vuelta y regreso al fiesta, del brazo de su marido, sonreía y lo besaba de vez en cuando, mientras miraba de reojo a Sofía, prometiéndole con la mirada, incitándola… “Espera por mi, esta noche…”