Después de mucho pensarlo, me voy hacia la bombilla. Como todas las de mi especie, me siento fatalmente atraída hacia la luz y el calor que emite.
Consideré los datos de los que disponía: Millones...(bueno en realidad todas) de mis hermanas, no regresaron de ese viaje. Sospeché entonces, que esa luz y calor, que en la distancia resultan tan irresistiblemente atractivos, deben ser mortales o transformadores. Vamos que todas murieron o volvieron ya como otra cosa, y por eso no las vimos regresar...(¿no es lo mismo?)..
Me considero una polilla avispada (claro que a saber cuántas de las que arriba os contaba hicieron estos mismos cálculos antes que yo), y he pensado, que si me acerco ahora que la bombilla casi se acaba de encender, podré volver como soy para contarlo. Cuento con que lo importante es el equilibrio entre la intensidad de la atracción, y la del riesgo que sin duda lleva aparejada.
Desde el momento cero (tiempo 06 Calendario Gregoriano), la luz y su calor van aumentando... Si espero más puede que sea tarde...Y la atracción ya es suficiente...Lo era ya el día, que tras el ordenador, alguien encendió la lámpara redonda, aquella mañana de llovizna.
Detalles del viaje....a la vuelta.
Espero.
Ya os cuento.