El jinete fantasma
Luciano López regresaba a su casa, al oscurecer, desde la quinta en la que trabajaba. La noche se presentaba con su acostumbrada quietud, solo se encontraría algo inquietante en ella si uno creaba sus propios temores y el no se creía una persona aprensiva.
De modo que mientras caminaba de regreso a casa por el sendero arbolado solo escuchaba de vez en cuando el cercano aleteo de un pájaro, el canto de los grillos y en esta ocasión también el trote de un caballo. Iba tratando de llevar sus pensamientos en dirección de la rica comida que le tendría preparada su madre. No entendía que le impedía centrar sus pensamientos en temas tan agradables y normales, cuando de pronto se dio cuenta que el sonido del trotar del caballo que escuchaba hacia varios minutos, pero no veía, parecía acompañarlo no muy lejos de el. "Tonterías", pensó para si, pese a que podía ver a la luz de la luna a través del los árboles que flanqueaban el camino que en las cercanías no se hallaba ninguno. Cuando sintió que su corazón comenzó a latir con mas fuerza trato de mantener la calma sin negar la situación. Y tomando aire se dijo: "si realmente estoy escuchando el trotar de un caballo cerca y que, solo tengo que seguir caminando como si nada el Km. que resta.". Y así continúo. Ya estaba lo bastante asustado como para no darse cuenta que en realidad estaba apurando el paso y el latir de su corazón también le impidió a su mente notar por un buen rato que el sonido del caballo ya no se escuchaba. Cuando noto que el trotar había cesado volvió a tomar el paso normal y respiro con alivio. Luego de recuperar la compostura trato de no pensar en lo que había pasado, ya lo analizaría tranquilamente en casa. Ahora el resto de la caminata seria normal y tranquila, pensó.
Estaba equivocado.
Después de varios minutos volvió a oír el sonido del fantasmal caballo. Esta vez se escuchaba el claro galope varios metros atrás, como si un jinete se acercara."Vamos, se dijo tratando de tranquilizarse, solo es un paisano de la zona que se acerca a caballo" y como para confirmar esto para si mismo giro y miro hacia atrás esperando ver al jinete. Nadie. Nada.
Aunque era de noche había luna llena y no había nubes que la cubrieran y si alguien se acercaba debería verlo, esto podría haber reflexionado Luciano si no hubiera estado tan ocupado en correr. Corría con todas sus fuerzas esta vez con la plena seguridad que el caballo fantasma lo estaba persiguiendo y tratando de quitar el pensamiento que porfiadamente trataba de entrar en su cabeza: que no tenia posibilidad de escapar a pie de un caballo, sea fantasma o de carne y hueso. Ahora sentía el galope a sus espaldas. Un grito, mezcla de terror y sorpresa, salió de su boca cuando escucho claramente el leve chasquido de un rebenque sonando sobre el lomo del animal. Corría y corría y la expresión: el corazón en la boca´ y ´los pelos de punta´ cobraban todo su sentido en su fatigado cuerpo. ¿Necesitaba un jinete fantasma azuzar a su caballo fantasma con un rebenque?, ¿si el jinete quería alcanzarlo, quien sabe con que infernal propósito, no lo habría hecho fácilmente ya?. No, ninguna de estas reflexiones podría producirse en ese momento en el cerebro del pobre Luciano, que solo por casualidad se hallaba corriendo en dirección a su casa.
El ladrido de los perros llego a su mente como un vaso de agua al sediento y de pronto se hallo entrando al patio de su casa, en medio del alboroto de estos cayo de rodillas jadeante frente a su madre que le preguntaba sorprendida: "¿que pasa m´hijo lo venia corriendo un caballo?".
Doña Sara, su madre, explico luego que hizo esa pregunta por que cuando vio llegar su hijo corriendo en ese estado también escucho el galope de un caballo pero no recuerda haberlo visto, además era de noche y a su edad su vista ya era bastante pobre. Don López, el padre, que no había salido al patio como lo hizo su esposa al oír los perros, dice haber escuchado desde dentro de la casa solo los ladridos.
La experiencia de Luciano López seguramente pasara a integrar el folklore de las historias de aparecidos, almas en pena y luces malas, historias que nos sugieren la inquietante idea de que hay otro mundo además del nuestro y que algo o alguien llega a veces hasta nosotros venido de Dios sabe donde. Quien sabe.
Hay una pregunta que se suele hacer a modo de cuestión filosófica y dice así: cuando una fruta cae de un árbol en el bosque y no se halla nadie cerca para escucharlo ¿hace ruido?. Del mismo modo, esa misma noche mientras el infortunado Luciano se recuperaba en su casa, en algún punto del camino ¿se produjo el sonido?, el sonido del trotar de un caballo invisible disminuyendo lentamente hasta desaparecer.
En la quietud de la noche.
ggg
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