Inauguré las zapatillas nuevas que había comprado hacia algunos años atrás, en realidad no las compré (me excuso), era mi único regalo de navidad cuyo autor esta ahora en el cielo. Las zapatillas eran importadas y originales, mi padre lo compro en una tienda muy cara por que quería demostrar que no solo los hijos de los burgueses podían lucir ropajes caros. Ahora, después de un año, las introduje correctamente a mis pies, oprimí muy bien el sujetador y eché a correr sin destino. Corrí hacia el mar, hacia lar riveras cercanas, y recorrí las colinas; concluí muy cansado y yací en el césped frondoso de de una casa no muy lejana a la mía. La brisa me trajo una nostalgia familiar muy inexplicable, y cuando me superaba de un suspiro, advertí un tranvía a unos centímetros de mí.
__No me dolió mucho la amputación señor. Es más, ni lo sentí. En realidad, en la escuela no me enseñaron el significado de esa palabra.
__No te preocupes muchachito, sigue escribiendo el cuento, me parece que vas a tener un buen futuro en la literatura. Excelente.