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Apareció en todos los periódicos matutinos, en primera plana y a ocho columnas. DIOS HA MUERTO. Seguido del encabezado una foto donde se mostraba el cuerpo del ahora occiso en su lecho de muerte. La noticia daba todos los detalles, comenzaba con una reseña donde detallaban los meses de agonía de nuestro señor y como su estado de salud fue decayendo hasta llevarlo a la inevitable muerte. Los comentarios de diversos especialistas complementaban la nota con su punto de vista y opiniones sobre el suceso. El representante de la ciencia el doctor X describe los detalles de tan extraña enfermedad que causó la muerte. Además opina, hablando en nombre de la ciencia, que: “a final de cuentas es mejor que halla muerto, a nosotros los científicos, solo nos estorbaba con sus prejuicios y limitaciones. No teníamos nada en contra de él, simplemente nuestra discusión ya había durado mucho y la verdad no veo una mejor manera de terminarla”. El licenciado Z presidente del congreso describe claramente las consecuencias que este hecho representarán en el gobierno: “Nuestro país sigue firme y adelante, estamos en platicas con los representantes de las demás naciones, ya que exigimos nuestro derecho en la repartición de territorio en Damasco, Roma, Jerusalén y demás propiedades del difunto”. Representantes de diversas religiones se lamentan de sobremanera y advierten sobre tiempos apocalípticos por venir.
La veracidad de la noticia no dejaba lugar a duda alguna, Dios estaba muerto y no había más que hacerle. En las calles el ánimo de la gente era tenso y a la vez depresivo, nadie sabía con seguridad que consecuencias traería esta muerte. La mayoría de los negocios cerró sus puertas y las escuelas no tuvieron actividad. La gente, callada y pensativa salía a caminar como esperando que algo sucediera. Los religiosos no podían ponerse de acuerdo en si era adecuado o no hacer un novenario o un servicio especial de oración al muerto. De qué podían servir las oraciones si aquel a quien estaban destinadas ya no existía. Aun los más férreos ateos, agnósticos y no creyentes se vieron trastornados por el hecho. Su Némesis, contrario o aquel que para ellos nunca existió había muerto.
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Texto agregado el 19-02-2004, y leído por 150
visitantes. (2 votos)
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Lectores Opinan |
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31-03-2004 |
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tienes verdaderos comentarios o sólo mmm...
mmm... cronopio |
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25-02-2004 |
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es interesante la idea, pero creo que le podrías sacar mas provecho cronopio |
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