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Inicio / Cuenteros Locales / sespir / ¿De qué hablamos cuando hablamos de amor?

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No me digáis que no es chulo el título, ¿eh?. Bueno, pues no es mío. Pertenece a un libro de relatos de Raymond Carver, uno de los principales representantes del “realismo sucio americano”. Yo, aunque no soy ninguna de las tres cosas, ni realista ni sucio ni americano, me permito tomárselo prestado. Vaya, pues, por delante mi agradecimiento al señor Carver. Por otra parte y como aviso a posibles lectores, advertiré que los mencionados relatos son más bien poco enjundiosos, de esos en los que te quedas igual después que antes de haberlos leído. Ya saben, aquellos en los que la mayor aventura puede consistir en la degustación de una magdalena por parte del protagonista. Lo mejor del libro es, sin duda, el título. Quizá hubiera sido suficiente con publicar el título por las buenas, sin más ni más. ¿No imaginó Lewis Carroll la sonrisa del gato de Cheshire sin gato de Cheshire?........, pues esto, lo mismo...., un poco de imaginación, por favor.

Y ahora, vayamos al grano. ¿De qué hablamos cuando hablamos de amor?. Difícil pregunta. Mejor dicho, difícil respuesta. Supongo que existen muchos tipos de amor, que cubren todo el abanico comprendido entre el amor cortés, heredero de los trovadores provenzales del siglo XI, y el amor erótico tipo “Nueve semanas y media”. Tres autoridades bien distintas nos ayudaran a desbrozar el terreno. Empezaremos por Diógenes, “el perro”. Este filosofo de la escuela cínica afirmaba que “el amor es la ocupación de los desocupados”. Evidentemente, esta aseveración será todo lo graciosa que queramos, pero no nos dice nada en absoluto de la esencia del amor, sino sólo de la situación laboral de quienes le dedican su tiempo. Pasemos a la segunda autoridad. Se trata de Severo Ochoa, médico español galardonado con el premio Nóbel. Este hombre soltó que “el amor es física y química”. Lo de la química creo sé por donde va: es eso del “feeling”, o, hablando más propiamente, de la empatía. Con lo de la física, supongo que se referiría a los aspectos más mecánicos y repetitivos del acto amoroso. La afirmación, en consecuencia, parece bastante acertada, pero se me antoja un poco pedestre, un poco de andar por casa. Buscando un hálito más espiritual, veamos qué ha dicho al respecto nuestra tercera autoridad: el papa Benedicto XVI. Éste hombre ha escrito una encíclica titulada ”Dios es amor”. Está muy bien eso, pero quizá salgamos de un jardín para entrar en otro. Porque ahora deberíamos descifrar qué es Dios, ahí es nada.

Algunos no creen ni que exista Dios. Santo Tomás de Aquino estableció cinco vías para demostrar que existía. Digo yo que no serían muy contundentes esas vías, porque si no, ¿para qué tantas?. Pero, hablemos de Dios. Einstein sostenía que “Dios no juega a los dados con el universo”. No dijo que no juegue en absoluto. Sólo dijo que no juega a los dados. Quizá se entretenga entrelazando unos corazones con otros de certeros flechazos. Ya conocen el mito de Cupido. Me temo que estoy yendo un poco lejos en mis divagaciones, pero lo que sí es indudable es que el amor ha de tener un componente espiritual. Hay personas que creen estar enamoradas sólo porque se sienten bien estando al lado de otras, pero lo que realmente aman no es a esas otras personas, sino a ellos mismos estando con ellas. No se si me siguen. Es esa sensación placentera que el otro les provoca lo que aman. El verdadero amante, en cambio, ha de ser desinteresado y mirar más por la persona amada que por el mismo. Un buen ejemplo, en este sentido, de algo que no es amor sería el sentimiento contenido en el conocido poema de Ernesto Cardenal:

Epigrama

Al perderte yo a ti, tú y yo hemos perdido:
Yo porque tú eras lo que yo más amaba
Y tú porque yo era el que te amaba más.
Pero de nosotros dos, tú pierdes más que yo:
Porque yo podré amar a otras como te amaba a ti,
pero a ti no te amarán como te amaba yo.

Deducimos del poema anterior:

1) Para el poeta, el valor de la amada depende tan sólo del amor que recibe, no del que ella pueda dar.
2) No parece que el poeta tenga en mucha estima a la amada, toda vez que:
2a) No cree que ella sea capaz de de volver a despertar un amor de la misma intensidad que el suyo.
2b) Cree que él encontrará fácilmente un amor de repuesto.

Quizá, el problema en las relaciones amorosas radique muchas veces en la “cosificación” de la persona amada, a quien se le suele pone en un pedestal, e incluso en un altar, pero a quien rara vez se trata como a un sujeto autónomo, con sus propios gustos y deseos. En esta dirección apunta la última estrofa del conocido poema de Gustavo Adolfo Bécquer “Volverán las oscuras golondrinas”:

“Pero mudo y absorto y de rodillas/como se adora a Dios ante su altar/como yo te he querido...desengáñate/¡así no te querrán!”

Yo no es que entienda más que nadie de mujeres, pero tengo para mí que a ninguna le gusta que la quieran así.

Texto agregado el 23-02-2007, y leído por 2662 visitantes. (4 votos)


Lectores Opinan
15-04-2008 Apenas una travesura literaria de alguien que sabe escribir, y mucho. Sin embargo, y para tan grande pluma, esto es pura cháchara. ergo, no califico. ergozsoft
18-02-2008 Como todo ensayo, da para la polémica. Me voy a referir a la arquitectura del texto. Por un lado, me gusta mucho toda esa parodia referida a la lógica como para desmantelar cualquier conclusión que se haga sobre esa base y en ella se deposite un valor de verdad, sólo porque es demostrable lógicamente. El tema tratado de por sí es muy difícil, más aún cuando no hay una posición tomada claramente; es sólo una disquisición, un revisar algunas aristas del problema. Como para aportar algo: siempre digo que el amor es vida, y la vida sin amor es sólo un simulacro. Pero eso no devela demasiado sobre el planteo del título. Porque ¿qué es la vida? ¿acaso vamos a decir que la vida es amor? Debe haber tantas definiciones sobre el amor como amantes hay. Siempre es un gusto leerte. 5* sara_eliana
11-03-2007 Joer, a poco que te extiendas te montas una tesis doctoral... y nada aburrida. Pudiera parecer que divagas, pero de divagar nada. Ta gueno esto. Saludos. nomecreona
05-03-2007 Jajajajaja, buenísimo, buenísimo. Bravo. De tu escrito se desprende que podrías escribir páginas y páginas, desgranando diferentes e innumerables tipos de amor, para al fin describirlo de forma, al menos, casuística. El amor egoísta y vanidoso, también es humano, claro. Y en realidad, cuando desde la vanidad y el amor propio se sueltan un "así no te querrán", si ese amor no es correspondido, ¿a quién le importa? A ti seguro que no mucho... En fin, me encantó tu reflexión. Te metiste en un berenjenal del que sabes salir airoso. Sinceras felicitaciones. Hanneke
24-02-2007 Sespir, te has lucido! debo decir que escribes muy ameno (me gusta la fina ironía que metes de vez en vez) lo que has escrito, (valga la redundancia): está muy bien escrito. Entrando en el tema, te diré que lo que dices en la última parte del tercer párrafo se me hace una gran verdad, muchas personas creen estar enamoradas pero en realidad no es así, tu explicas perfectamente este "engaño" amoroso asi que no añadire mucho mas, tan sólo que tocaste un punto que me recordó algunas cosas, a mi alguien,alguna vez me decía que NADIE me iba a amar como esa persona lo hacía, y cuando decía eso yo me enojaba porque era como decirme que no sería capaz de despertar en nadie un amor así : ( Así que ¡chicos, chicas! esa frase usenla con cuidado!! jaja (Aunque tiene su grado de verdad en cuanto a que cada ser humano es único en su forma de amar y en ese sentido pues si, nadie nos amara como esa persona pero sólo por la forma en que esa persona ama en lo particular, no porque no podamos encontrar "repuesto" jajaja) Genial como siempre amigo!! tigrilla
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