DIXIANA,  LA  PRINCESA  CAPRICHOSA. CUENTO INFANTIL. 
 
El  rey  estaba  desesperado,  su  hija,  la  princesa Dixiana, se negaba  a respetar  la tradición  del  reino,  de  casarse  al  cumplir  dieciséis  años. 
Por  ser  hija  única  sus  padres  siempre  le  habían  cumplido  todos  sus  deseos,  transformándola   en  una  pequeña  tirana. 
A cualquier deseo de su niña, el rey hacía recorrer cielo y  tierra  a  sus  súbditos  hasta  que  encontraran lo exigido. Los mejores juguetes cuando  pequeña, más  crecida  los  más  hermosos vestidos, ya adolescente exigía finos caballos, exóticas aves hasta un elefante  blanco, para  pasear  por  todo el  reino. 
El  rey, recordó  a  su  hija  que  debía  cumplir  la  ley; de  lo  contrario tendría  que  abandonar  el  palacio  e  irse  a  las  montañas  a  vivir  como  anacoreta. 
La  princesa le  contestó:   
__Sólo  me  casaré  con  el  joven  que  me  traiga  un  diamante  de  mil  reflejos  engastado en  una  sortija  de  oro__ 
Un  heraldo, montando un caballo blanco se dirigió a las plazas, de todos los pueblos  a  dar  a  conocer  el deseo  de  la  princesa.  
 Príncipes y más príncipes llegaron a palacio atraídos  por  la  fama  y  belleza  de  Dixiana.   Mientras, ella  todas  las  tardes sentada sobre  su  palanquín  de  oro  y  seda  era  transportada  por  doce  vasallos  por  la ciudad, el  heraldo  detrás  del  séquito  proclamaba  su  exigencia de  casarse  solamente  con  aquel  que  trajera  consigo  el anillo  con el  diamante  de  mil  reflejos. Esta  piedra  preciosa, sólo  existía  en  la  mina  de  los  genios; en  lo  más  alto  de  la  montaña, su  entrada  estaba  resguardada  por  un  feroz  dogo  con  tres  cabezas.   
Varios interesados en desposarla, se  arriesgaron  a  subir   hasta  la  mina  llevando  carne  para  distraer  al  cancerbero, pero  éste  la  engullía  con  sólo  dos de  sus  cabezas,  con  la  tercera  estaba  expectante  para  destrozar  a  cualquier  intruso. 
El  príncipe Alexis, después de estar tantos años en la guerra, pensó  que  el  mejor  premio a sus hazañas  era  desposar tan hermosa  princesa;  por  eso  montando su caballo  partió a buscar el diamante. Al cruzar  un torrente,  escuchó una  pequeña  voz  pidiendo  auxilio:  era  una  hormiguita, le  alcanzó  su  flauta  para  que  trepando  en  ella  se  salvara. Ella  en  agradecimiento  prometió ayudarle a  cumplir  su  proeza. 
__Espérame esta  noche, detrás de la  roca  azul,  cuando  salga  la  luna  llena__ le  dijo,   perdiéndose  en  el  polvo  del  camino.    
Alexis  no  muy  convencido,  aguardó  tocando  su  flauta  a  que oscureciera  para  subir  la  montaña sin  ser  descubierto. 
La  hormiguita,  con  seis  obreras  más, aprovechando  las  sombras  esperaron  a  que  el  perro  se  parara, teniendo  cuidado  de   no tocar sus  patas  se  introdujeron  por  debajo  de  su panaza hacia  el  interior  de  la  mina, entre  las  siete  lograron cargar una  de  las  preciadas  gemas.   
Alexis  recogió  agradecido  el  diamante, bajó  en  su  corcel  más  veloz  que  el  viento  donde el orfebre  quien  le  confeccionó  el  anillo tan  deseado por  la  princesa  caprichosa. 
Así, Alexis al casarse con Dixiana coloco en su dedo la joya de sus caprichos. 
Los nobles y demás habitantes de los dos  reinos  festejaron el enlace, bailando  con  las  hermosas  melodías  que los  compañeros  de  armas del  príncipe arrancaban  de  sus  flautas. 
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