El hálito de tu cuerpo, al atardecer
en el trópico aposento que nos cobijó,
me recuerda tus abluciones
jadeantes.
Solo el recuerdo de esos momentos
me hace placentero
lo restante de mi vida.
Tus suaves manos acariciando,
mas que limpiando, el hircismo de mi cuerpo;
en ese momento,
sobre el jadeo exitante de tus
gurguraciones de placer;
las tengo presente.
No fue una tarde mas; ¡No!
fue más que específica;
tus combinaciones fueron únicas,
mi placer te sastifiso.
A mí;
me enamoro
tu ternura sentimental.
Texto agregado el 23-02-2007, y leído por 140
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