Entre mas nacía la fogata en la arena
Mas el mar cantaba su himno
Y tu voz y mi voz, sonaban como claro fijo.
Una guitarra adornaba las estrellas
Y unos” enanitos verdes” danzaban por nuestras bocas.
La noche seguía su siembra
Y el licor agobiaba nuestra calma
Que sin discreción por unos momentos
El mundo fue de nosotros.
Terminamos clavados en la oscuridad
Solos, como lecho una vertiente
Y tratamos de imitar al universo ( ser uno)
Pero el canto de un no, broto de mi boca.
Texto agregado el 22-02-2007, y leído por 155
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Lectores Opinan
23-03-2007
Una triste belleza, parece una contradicción, pero es así.
Llleno de imágenes tu escrito hace soñar*******
Victoria 6236013