-¡Que lindo es el cielo, sus colores parecen de mentiras!- Dijo ella. Esto produjo una reacción inmediata en el. Nunca había hablado de su verdad, pero le pareció que este era el momento adecuado. La miro fijamente a los ojos y dijo con una seguridad abrumadora-¡Es una mentira, una gran mentira, todo es mentira!. En su vida el mundo siempre había sido un triste espacio gris, y las que suponían ser bellas formas, no eran mas que líneas insulsas. No se atrevió a decir nada por que, al parecer, era la única persona que veía el planeta tal y como funcionaba. Todo resultaba de la imaginación de nuestros antepasados quienes, cansados de aquel lugar en que vivían, inculcaron la facultad de ver las cosas de otra forma, y esta facultad se fue desarrollando al transcurrir el tiempo, haciendo al hombre mas culto. Por alguna inexplicable circunstancia, el no adquirió esta facultad de autoengaño. Ella estaba interesada por el, y se sintió muy mal al saber esto. Sin embargo, creyó en la posibilidad de que el amor le haría ver y le dejaría conocer la maravilla de los colores y las figuras existentes. Así que lo insto a dejar de ver con la cabeza y mas bien lo hiciere con el alma. Fue un proceso un poco problemático. De repente el ya no era el mismo. Sintió por primera vez una voz interna que le hablaba, lo molestaba todo el tiempo y lo hacia sentir miserable. La conciencia se había instalado. Cada día mostraba signos mas fuertes de locura. Dejo de ser quien era. Sus ojos dejaron de funcionar, y solo podía ver a través de ella. Es el amor por ella el que transformo su visión del mundo, y si ella lo dejara algún día, no le quedaría nada, ni ese mundo gris que alguna vez le acompaño. |