El relato está escrito en tiempo real
18.49 hs. Él decide que ha de escribir algo sobre el mundo, el gran mundo, y también sobre el mundo pequeño de los seres que conoce,
18.50 hs. Él decide que escribirá sobre sí mismo, ese ser que tiene siempre a mano, aunque no siempre responda satisfactoriamente,
18.52 hs. Él decide que hablar sobre el mundo es repetir informaciones, deformadas las más veces por los medios mediante los cuales le llegan, y que hablar sobre los seres que conoce puede resultar poco ético, y que hablar sobre uno mismo suele ser desgastante, aburrido y casi siempre lleva a un círculo vicioso,
18.54 hs. Él decide entonces que escribirá con la imaginación abierta; inventará personajes, elucubrará escenas entre ellos, matizadas con poéticas descripciones sobre paisajes, entornos, cielos y nubes y sonidos de la naturaleza,
18.56 hs. Él decide que escribirá lo primero que se le cruce por la mente. Por ejemplo, que Lucy vivía con sus padres en Bahía Blanca y tenía un novio que vivía en la Capital Federal. Los fines de semana viajaban la mitad del trayecto cada uno y se encontraban en Azul. En esa hermosa y pintoresca ciudad, protagonista de epopeyas con los indios en la defensa de la frontera del desierto, alquilaban una pieza en la pensión de una conocida vecina, la señora White, descendiente de inmigrantes pioneros del siglo XIX. La señora White había estado casada con un primo del padre de Lucy, y conservaba algunos recuerdos de la familia que hacían las delicias de Lucy cuando los sábados, durante el almuerzo, se acercaba a la mesa de los novios con alguna novedad hallada en algún arcón, un libro, una fotografía, un adorno comprado en algún viaje, y que motivaba el inicio de la conversación. Ricardo, el novio de Lucy, contemplaba con vivo placer las transformaciones en el rostro de ella, que escuchaba abstraída del mundo las palabras de la señora White, vertidas dulcemente con un inglés castellanizado o un castellano con fuerte acento británico. El deseo hormigueaba entonces en la piel de Ricardo, quien se mantenía extático en su silla, deglutiendo los apetitosos platos que se le ofrecían. Sus ojos brillaban, sus manos temblaban ligeramente, y se complacía observando, escuchando, oliendo la presencia arrobada de su Lucy. Cuando la señora White se retiraba, apuraban de común acuerdo el almuerzo y, tomados de la mano caminaban despaciosamente hacia su habitación. Por la noche, la escena volvía a repetirse, pero entonces, antes de irse a la habitación, solían dar un paseo por la vieja ciudad. Desayunaban tarde. Luego, siempre con el consentimiento tácito de la señora White, volvían a la habitación unos minutos para la despedida. La charla en la puerta con la señora White solía ser casi demasiado larga, y debían cortarla, apresurados por tomar sus respectivos ómnibus,
19.12 hs. Él decide que esta historia debería finalizar de alguna manera original. Por ejemplo, que a lo largo de los años, Lucy y Ricardo viven separados, y se aman los fines de semana en Azul. Que ambos se casan y forman familia separadamente, pero que el núcleo de su sus sentimientos vive y florece los fines de semana. O que no tienen otra relación más que la de ellos, pero que el hueco de la semana les permite alimentar sistemáticamente el fuego de los sábados y domingos. O que al fallecer la señora White, muere con ella el deseo de ambos, y no vuelven a viajar hacia Azul, luego de asistir al entierro,
19.19 hs. Él decide que hacer historias tampoco es original. Que la imaginación ya no tiene originalidad, pues las imágenes recibidas durante años de películas, televisión, vídeos, etcétera, impregna hasta la saturación la capacidad de salir de la realidad e inventar historias. Todo lo que te imagines como invento, es sólo un extracto de tu memoria. Del collage que hagas de eso, será tu producto interesante o no. Tener presente que alguien puede asociar tus creaciones con lo ya hecho...
19.24 hs. Él decide que escribir es un buen método para hablarse a uno mismo, poniendo en la escritura algo que no figura en el cine, el la televisión, en los libros de otros. Y ese algo es...
19.25 hs. Él decide que tratar de describir ese “algo” semeja a una herejía., pues sabe, sí, lo sabe, que todo muere al ser nombrado, de alguna manera es así, y justamente el arte de escribir estaría en orillar permanentemente con la palabra ese núcleo luminoso o tenebroso, pero que al ingresar en él, hay que hacerlo en silencio.
19.30 hs. Él decide que ha llegado la hora del silencio.
19.40 hs. Él decide subirlo a LA Página
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