Al poeta se le cayó una lágrima y con ella un sueño.
El sueño se alejaba dejándose escurrir por las grietas de los adoquines del patio encalado donde el poeta antes había reído, aquel día que llovía, acuérdate.
Había olvidado el hombre que lloraba, que las lágrimas salen y no vuelven, no saben volver y aunque el sueño había disfrutado en aquel patio con flores rojas ahora rodaba y se alejaba…también llorando, pero las lagrimas siempre lloran.
Cuando seria un sueño que dejara de rodar, cuando seria realidad.