He vuelto a escuchar tu voz
como nuevos sones de una música macabra,
es imposible olvidar aquellos instante
donde tu cuerpo destronó al mío con sólo una leve mirada,
he recorrido una y mil veces los pasillos
donde los humanos han desnudado sus rincones
y han descubierto supuestamente el amor,
la verdad a veces se transforma
en la única forma de danzar en las penumbras,
la verdad a veces se convierte en la única salida a la realidad…

Mirando el horizonte se estrujan tus latidos
como si el viento fuera un cisne,
puedo gritarte al oído y narrarte el dolor que llevo dentro,
pero prefiero mirarte y levantarme el vestido
para que veas que las sombras son más simples que la luz misma,
a veces puedo pedir perdón pero sin palabras,
a veces puedo rodearte sin estar ahí,
a veces siento que soy tus ojos
pero el diablo me oculta con sus manos…

Tu voz se hace cada vez más fuerte y me estremece el alma,
a veces pensaba que te había olvidado
que equivocada estaba esta hada maldita,
que ilusa fueron las rosas que dejé abandonadas en la tierra verde azulina,
hay veces que no basta con pedir perdón
porque la lluvia se vuelve tormenta,
porque el cielo es el infierno,
porque caminar ya se hace imposible…

Recuerdo tus manos en mis caderas desnudando mis sueños grises,
destruyendo mi propia enajenación
cómo sólo tus gemidos lo lograron cuando era sólo una niña perdida,
recuerdo tus verdes ojos observando mi espacio infinito,
recuerdo tus azules ojos mimando a mi silencio para que se volviese agonía eterna, cuántas noches vivimos entre las sábanas marchitas de la soledad,
cuántos amaneceres construimos
dentro de este estúpido sueños de dos amantes olvidados por el tiempo,
llevamos recorriendo siglos juntos,
llevamos renaciendo años infinitos
y aún realizas la misma danza de serpiente
que hacías cuando sólo te observaba despertar después de luna nueva,
todavía conservas esos tatuajes rememorados de tus añejos amores
y llevas el mío en el corazón,
así como yo llevo el tuyo en mi garganta mustia…

Mentir se hace sencillo si miramos el mundo real,
vivir se nos vuelve un castillo de azar,
reír se ha vuelto rutina para no despojar a los ojos de sus cristales perpetuos,
para no dejar de sentir esta soledad que nos hace uno en el silencio…

Desde niña te he acompañado gato perdido,
desde que era manantial he sido tu tormenta infinita,
llevo en mi retina tus labios, dulces pecados del ocaso oculto,
ya he dejado de pertenecerte en el cielo,
ya he dejado de ser pólvora para ser abismo de ilusiones cautivas
y vivirte dentro de esta botella de melodías delirantes
que salen de tus cuerdas…

Sin ti y sin el misterio de la muerte
los olvidos se hacen atardeceres perdidos,
qué más puedo pedir…

Qué más puedo pedir…


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