El viejo lugar lo atraía con su oscura fuerza. En aquel lugar había llorado desde niño y ahora lo llamaba por última vez en su vida.
Hacia tiempo que su vida se había ido por la borda. Desde que se entero de que era estéril y nunca podrían tener hijos con su mujer todo fue un desastre. Lo echaron de varios trabajos y a decir verdad por la noche lo que menos hacia era trabajar, por mas que eso era lo que decía a su mujer.
La muerte se convirtió en algo cotidiano, el nunca había sido violento pero ahora no podía dejar de serlo... era como si algo o alguien se lo estuviera imponiendo.
Claro podría ser su inconciente dirían algunos, su otra parte que había permanecido oculta. Quizás una cita con un psiquiatra no le vendría mal, pero en el fondo de su alma el sabia que algo lo atraía a cometer esas locuras. Por un lado el quería resistirse, pero por el otro sentía como un agradecimiento, como si el hicieran un favor...
Tendido en la cama mira a su mujer y entiende que por alguna razón debe matarla. Y sabe que al hacer eso, la ultima parte de el que aun es el, morirá también.
Sale de su casa, mira el cielo y trata de entender, pero el hombre no puede entender ciertas cosas, ni siquiera sabemos como ni para que estamos en este mundo...
"Dios ayúdame, no puedo hacerlo, por favor!" pensaba mientras se acercaba la hora. "Esta medianoche matare a mi mujer sin saber porque, luego saldré con su cadáver en medio de la noche, lo arrojare al rió y mañana seré otra persona..."
Faltando dos horas para medianoche el hombre se dirige al lugar culpable de todo esto. Se dirige a la tumba de sus padres, llora y de alguna forma se transforma. El odio entra en su cuerpo, y se dirige a su casa, ya no piensa porque esta haciendo esto solo ve su objetivo, de la misma forma lo esta haciendo hace ya siete años. Esta es la ultima vez, pero, ¿cuantos harán lo mismo que el?.