Barra de Cuentacuentos -
Hace 3 meses pasé por "El Candil", un local público para comer, beber y oír cuentos.
En Bogotá hay más de 24 de estos locales y el público ya está habituado a asistir.
Esa noche fui solo y algunas mesas más adelante se instalaron tres bellas jóvenes. Algo me llamó la atención en la que traía pelo negro azabache.
Comenzó la función de la noche, apareció el primer "cuentacuentos", con sus primeras palabras nos hizo sentir dentro de una historia de realismo mágico. (con razón García Marquez nació en este país)
Todo era tan real y a la vez fantástico, hasta que un personaje del cuento dijo: "Nadie puede olvidar sus recuerdos en su propio departamento".
De inmediato una de las niñas, del trío que yo observaba, dijo: "Tengo que salir con urgencia"
- Yo te acompaño dijo una de sus amigas
- Yo las espero, no me puedo perder este cuento, dijo la niña del pelo negro que tanto me había gustado.
El narrador decía: "La niña olvidó muchos recuerdos, y al volver a buscarlos, encontró algunos de los que buscaba y algo que nunca había pensado en buscar. En una de sus cajas encontró el "optimismo". El optimismo hacía pensar que toda la gente era honrada, inteligente y amistosa.
Caminó por las veredas con el optimismo y ahora le podía hablar a toda la gente de la calle, sus ojos brillaban con una limpieza feliz que cautivaba a todas las personas, todos le contestaban con mucha cortesía y le regalaban afectos y recuerdos nuevos..."
Oyendo esas palabras no esperé más, me levanté y me fui a sentar al lado de la morena que admiraba, sentí que el corazón me saltaba pero estaba contagiado de optimismo, le dije, en voz muy baja: ¿Me permites? de allá atrás no veía bien.
- Si, toma asiento
- ¿como te llamas?
- Francisca y tú?
- Yo soy Raúl. ¿tus ojos brillan siempre?
- Son los tuyos los que brillan.
Para no interrumpir al narrador, estábamos susurrándonos al oído y sin saber como fue, ya sentíamos el calor suave de nuestra propia atracción, le di un beso muy cerca del oído y ella hizo lo mismo. Nos quedamos en silencio oyendo al narrador, el que proseguía de este modo:
"La niña elegía con facilidad a las personas más sinceras y a todas las saludaba contenta y con una confianza total"
Sigue...
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