No confundas mis sermones científicos con los versos extraídos de un libro perdido. Rocía tu cuerpo con uno de tantos aromas que contiguo a tu corazón tienes presente. Cancela lo que has de hacer mañana sin el remordimiento que te pueda llegar. No pretendas en una de estas noches no escuchar el zumbido de mi alma. Guarda un minuto de silencio cada día por cada lugar que hemos aprendido. Regocíjate en las cenas que en conjunto desfrutamos sin tener un rico café caliente. Concentra tus palabras para que éstas puedan ser repetidas o se puedan colgar. No llores, amada, por lo que estamos haciendo no es el momento de miramientos. Distribuye tu vida como el halcón que busca el nido que ha de erigir. Pretende que el pasado es lo mejor que logramos para el mismo futuro. No me retiro; sin darte un beso que te llegue a lo más profundo. Dame una excusa que pueda, yo; refutar libremente de pecado. Consigo al tenerte una pasión amorosa cuando veo la alegría de tus ojos. No me retiro; por el contrario, voy de regreso hacia ti; como si esto; fuese la primera vez
Texto agregado el 20-02-2007, y leído por 136 visitantes. (2 votos)