Al parecer yo si podría casarme con el mar, el día y la noche.
Meserme al compáz de las olas, ser participé del descenso de colores que componen una canción para la noche.
Entretanto la luna situará los cristales de su gloria en mi vientre, crearemos risas de colores para entregar dulces sueños.
Al despedir la luna cesarán las los bailes.
abrazaremos al celeste cielo para recibir al rey del día
bañaremos variadas criaturas, quienes rien como nadie, quienes su alma apenado maldijieron .
será una labor incomparable, mientras que la escena más dulce se acerca .
El atardecer, unidad de la claridad del día y lo sombrio de una noche estática en maestria.
No es que esto sea un ciclón repetitivo, siempre habra naturaleza nueva que me nutra, que me despeine la vista e invite a viajar a lo ignorado.