Aún no lo sé, amigos,.... pero cada día está más cerca el día en que conoceré de mi anterior existencia. Desde hace años frecento las tiendas de los anticuarios, donde con la excusa de coleccionista de relojes (¿y qué otra cosa somos todos que coleccionistas de tiempo hasta que los anaqueles de nuestro cuerpo o alma están completos?), y aprovechando que el encargado de turno se dirige con ese paso cadencioso a la trastienda, busco acelerada y furtivamente entre los cuadros y retratos que allí se exponen, los ojos de sus protagonistas, para encontrar la mirada en la que reconozca los que me contemplaron esta mañana en el espejo de afeitar. Sé que estoy cerca..ayer, sin ir más lejos, me pareció verme vestido de cortesana en un retratito de una calle del Paris de 1883. Lástima...., el dependiente volvió demasiado pronto y yo (bueno ella) no miraba fijamente al objetivo....Otro día....os cuento.