MI DIAMANTE
Erase un día del mes de enero, andaba algo desorientada sin darle un rumbo fijo a mi vida; en ese instante me acompañaba una de mis dos mejores amigas, entramos a un sitio y nos tomamos un café negro, amargo como lo era ese día, ella, se encontraba algo ansiosa : esperando llamada de su novio. Por mi parte estaba sumida en la soledad, en aquellos momentos en los que la existencia del ser humano se hace ínfima e inexplicable, lo mas conocido en la jerga popular como baja de nota. Mi amiga miraba el reloj desesperadamente y no disimulaba su ansiedad; terminamos de beber el café y salimos sin rumbo alguno, ya por el camino le dije que fuéramos a mirar vitrinas, a lo que respondió que le parecía buena idea.
De repente, pasamos por un centro comercial donde había un local que ofrecía horas de Internet módicas. Mi amiga se paro al frente, me dijo que por que no entrábamos un rato, la verdad no quería, realmente estaba en una de las peores crisis con respecto al sin sentido que puede experimentar el ser humano al confrontarse con situaciones difíciles. Sin embargo, ella insistió; su conocimiento computacional era muy reducido y necesitaba mi ayuda, así que cedí, más por su distracción que por mi diversión.
Entramos, abrí mi “mesenyer”: no había ningún contacto para platicar, entonces nos fuimos para el chat, entramos y empezaron a saludarnos demasiadas personas, eran incontrolables las ventanas que se abrían a cada momento, y ahí llegaste tu; “mi dulce niño”. Empezaste a hablar pero no me simpatizabas, no se pero había algo que me hacia no responderte y rechazarte cada vez que intentabas conversar conmigo, como si realmente quisiese, al igual que Edipo rey tragiversar el destino que el oráculo ya me había pronosticado.
De pronto mi amiga empezó a decirme: responda, insistía mucho, si en ese momento ella no hubiese estado ahí, de seguro que hoy en día no estaríamos juntos; existían dos pequeñas barreras en ese instante; lograste traspasar la primera: el departamento en el que naciste era una de ellas, por alguna extraña razón siempre me repelía. La segunda: tu edad, eres ocho años menor, me disgustaba; las relaciones con personas menores nunca han llamado mi atención. De todas formas ese instante en el que mi existencia era tan gris como el mismo día marco mi destino de forma inescrutable.
Gracias por darle una nueva ilusión a mi subsistencia; por estar conmigo, eres “mi diamante”; esa piedra preciosa que se encontraba en un sitio donde nadie sospechaba, se que muchas personas pasaron ese día y tiempo atrás por donde te encontrabas sin darte el verdadero valor.
Bien pudiese haber pasado desapercibida, siendo uno mas de los transeúntes que te dejaban de lado, creyendo que eras una piedra mas de las que se nos presentan en el camino.
Un diamante es una piedra preciosa que muy pocos la encuentran pero el que la logra tener puede considerarse afortunado por su pureza y destellos de luz que el irradia, por lo general los diamantes son bastante puros hay de varias clases.
Después de transcurrir el tiempo, he podido darme cuenta lo realmente valioso que eres “mi diamante”. No se realmente que nos depare el destino mas adelante, pero prefiero cerrar los ojos y solo pensar en el presente no quiero cavilar en lo que sucederá mañana, solo quiero mirar el presente. Espero que ahora donde ese diamante se encuentra en todo su resplandor no llegue alguien que me lo quiera usurpar. Solo me queda pedirle al Todo Poderoso; así como un día me dio la oportunidad de encontrarte, ahora me de la oportunidad de conservarte.
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