Bajo esa delgada luna
me reflejo
como un
oscuro pasadizo
de los sueños.
Mientras,
la vida gira dentro
de esos labios
junto al almíbar de tu lengua;
espiral; simbiosis;
océano de espumas
agazapadas y deseosas.
Me diluyo en ti,
en lánguidos silencios
de constantes dilaciones;
como un templo del amor
en mis entrañas.
Dentro,
la vida se transporta
bajo el laberinto oculto
de blancas cordilleras;
manantial;
sendero inagotable
de las bocas.
El mundo agota
su concavidad en tu garganta;
incierta; dulce;
como un abismo
placentero e indisoluble
de salivas y de mieles...
Pero que inspirada estás Anita, esa descripción geográfica digna del mejor geólogo, esa abrupta expedición por senderos sinuosos para terminar emnbadurnada de miel y de babas. No me hagas caso. Tu sabes que soy loco y de repente digo la verdad. Pero el poema me gustó porque en el te delatas como una mujer llena de pasión y desbordante sensualidad. Eres única y por eso tienes a tantos rendidos a tus pies. gui