Inicio / Cuenteros Locales / Ricki / ciudad en tres tiempos 3
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Trabajaba como asistente en el departamento jurídico de una compañía de seguros y tenía dieciocho años. Cursaba el primer año de la carrera de leyes y contrastaba el ambiente universitario con el que había vivido en casa de mis padres y en el colegio. La Universidad me abría mundos nuevos después de tanto tiempo riguroso. Sonaba un nuevo madrigal brillante, de rojo y negro, en aquella isla de musgo. Porque todo era verdor y una arquitectura moderna de piedra y metal. Henry Moore, Calder, Vasarely y los artistas venezolanos del momento, en sus jardines y corredores, enclavada en el centro vital de la ciudad: Un remanso en la turbulencia de la calle que nos brindaba serena curiosidad por la sabiduría y nos despertaba a las artes y al pensamiento libre, en aulas abiertas a la luz con pupitres enfilados hacia la cátedra. Y en mayo, amarillo en guirnaldas de un largo tiempo plañidero de chicharras, oloroso a libros viejos de viejo Derecho Romano y pergaminos de Immanuel Kant manchados por la arboleda que nos llamaba desde los ventanales.
Y todavía era una ciudad amable. Caminábamos desde la Universidad hasta nuestros lugares de trabajo y soñábamos con las novias que nos esperaban hasta el otro día. Fiestas, navidades en familia, un espacio distinto del que podemos narrar sin prejuicio. La ciudad era apacible pero se iba cargando de otras fuerzas: inmigración indiscriminada, polución, riqueza petrolera sin control, hipocresía en gobernantes y áulicos. Pero tú has tenido la valentía de decirme de tus aventuras escondidas, tus encuentros en los lugares prohibidos por el buen burgués. Aquel bar inmenso cerca del mar al que ibas con amigos. Encontrabas en el oscuro recinto las mujeres que sin recato abolían tus temores. Con alguna de aquéllas tuviste la amistad de la conversación; y entonces escuchaste la historia de la mujer que ha sido abandonada, y como eras joven sentías piedad por ella y creías comprenderla. Otro visitante escuchará en el mismo lugar la misma historia, repetida infinitamente en el eco monótono del tiempo.
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Texto agregado el 17-02-2007, y leído por 169
visitantes. (2 votos)
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Lectores Opinan |
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17-02-2007 |
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Muy acertada la narración en segunda persona, donde se muetra una sociedad enferma, una burgesía podrida..Las lacras de una sociedad postcolonialista, pero así mismo también el espíritu de libertad que el personaje experimenta y disfruta con la vida estudiantil ...Semeja una autobiografía...Vamos a por el próximo capítulo de esta suculenta historia tan bien narrada churruka |
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