Detrás de una cortina beso tu aroma,
el deseo emerge de mis poros como una esencia maldita
mientras tus brazos crucifican mi alma,
tu alma estará donde estoy
maldita visión de antaño.

Tus suspiros clavan mis labios a tus pies marchitos
como los alelíes piden perdón en las tardes olvidadas,
he preguntado al viento tu nombre una y otra vez
para saber la fórmula del olvido perpetuo,
presa a tu castigo día y noche,
presa a tu destino hasta vivir.

Mis uñas dentro de tu cuello no me ayudan a renacer,
tu muerte no me sirve para olvidarte,
destruir tu imagen sólo ayuda a revivir en otro aroma,
perdonarme es imposible porque no tengo pecados
tú te los has llevado a tu refugio desde aquella madrugada,
de mis labios sólo salen verdades ausentes de ti,
de mis ojos sólo emergen añejas grafías,
de mis cabellos sólo construyes el mundo de ínfimas quimeras muertas.

Escucha cómo se mueven mis caderas,
observa cómo se oye mi voz primera,
escucha cómo se desnudan mis piernas en tus jirones púrpuras de ilusión, mis dedos bailan en tu vientre
entre los vaivenes de una canción,
mis pies persiguen a los tuyos buscando su oscura sensación,
olvido tus ojos mientras camino sobre una estancia suicida.

Recuerdas mis labios al besar los de ella
y revives mi imagen sobre la suya,
cuántas verdades,
cuántas mentiras,
cuánto tiempo,
cuánto abandono.

Mis lágrimas aún dibujan tu rostro entre las sábanas con olor a ausencia,
tú,
tú siempre bailarás sobre las rocas de mis ansiedades,
siempre amanecerás junto a mí
a pesar de los horizontes lejanos y mustios,
siempre dirás mi nombre al correr tras su aroma,
siempre apareceré en tu retina
a pesar de que has muerto al besarme,
siempre seré golondrina y tormenta en tus noches de angustia y dolor,
ya está el sol en mis pies,
ya estás a mis pies,
simple mendigo de amor.

Te he dado muerte esa tarde que dormiste junto a los ángeles,
ya eres un despojo de angustia,
ya eres la sombra en las noches sin estrellas,
y yo sólo te observo,
y sólo te observo.



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