Me llama tu voz. La verde ola que nace de tus ojos. La marea de tu respiración. Tu aroma de gaviotas recién llegadas. Arribas al puerto itinerante, a mi playa huérfana de humedades. Eres la víctima de mis alegrías, la ensoñación y el desconsuelo. La vibrante utopía del amor perfecto. Serenos tus labios, tibio lenguaje el de tus manos. El acantilado se ilumina con la luz del faro. Y mi alma duerme sobre tu memoria de agua.
Texto agregado el 17-02-2007, y leído por 178 visitantes. (4 votos)