Declaro que antes de tí,
mi alma infantil y en sobra profusa,
naufragó a merced de la incertidumbre.

Declaro, que antes de tí,
fuí presa de la ficción del amor
y sus juegos terriblemente vacíos.

Declaro, que antes de tí,
las querencias fueron mero consuelo
de la soledad y dolor que surcan infinitos.

Declaro, que antes de tí,
la vida palpitó por deber; con temor,
ignorando el bendito placer de cada latido.

Declaro, que antes de tí,
dormí abrazada a la pequeña y última fe
de un sueño imposible; un milagro imprecisable.

Declaro, que antes de tí,
cansada de esperar señales, cai rendida,
bajo la sombra misma de tu ausencia eterna.

¿Quién lo diría?...

Ahora el dolor viaja al extravió,
y mi fe se ampara en brazos
de un sueño encarnado.