Dime, Mar,
¿donde está mi viajera?
¿En que ola, en que tormenta,
en la base o en la cresta?
Dime, Mar,
¿Cual será la marea
que por fin me la devuelva?
¿Cuantas caricias de sal
has de dar a su piel
para cuartear mi corazón?
¿Cuantas lagrimas debo derramar
para pagar tu precio,
tu estupido rescate,
oh Mar sangriento?
Maldigo hasta la Luna
por darte aliento,
por no darme su relfejo.
Por no llevarle mis palabras,
maldigo también al Viento.
Dime, Mar,
si el negro está en tu piel,
o si es tu alma de petroleo.
¡Muestrame tu tempestad!
¡Tu furia no es nada frente a mi,
mira la espuma alzarse
y desaparecer en el aire!
Estrellate una y mil veces
contra mi asiento de cortantes filos
mi muralla de sentimientos,
no te puedo derrotar,
pero tu tampoco a mi.
¡Devuélvemela!
Tráemela con la marea
una mañana cualquiera,
cuando ya nadie nos recuerde,
a donde nadie ya nos vea,
tráemela,
libérala de tu abrazo de espuma
o toma de una vez mi vida.
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