Atrás quedó el bullicio, el clandestino. El ojo nos aguarda.
Vigila a veces un poco y entre la cornea y el iris se pelean ver lo más hermoso del mundo.
Yo te llamo dulce con la boca, te siento aspero con las manos y y te veo borroso con los ojos, a qué me apego. Al sabor dulce de la muerte noctámbula.
Al augurio patético de la soledad callada. Porque aunque corra y corra por los valles candentes, el verdor de la explanada no me aloja, me rechaza.
A tu salud!!!
Texto agregado el 16-02-2007, y leído por 108
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Lectores Opinan
16-03-2007
si tan solo cerraras los ojos y aceptaras un buen polvo matarias todos tus demonios dodekarion
16-02-2007
Muy bueno, rompe lo cotidiano para estrellarse con el sentir!!***** terref
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